domingo, 28 de septiembre de 2025

LA DUDA METÓDICA

Comparto las diapositivas vistas en clase. Que les sean de utilidad para comprender la Duda Metódica de René Descartes.

martes, 23 de septiembre de 2025

RENÉ DESCARTES

 RENÉ DESCARTES

Descartes era, qué duda cabe, una persona brillante y con una inteligencia especial, pero a él le parecía que para pensar correctamente no hace falta ser un genio. Cualquier persona normal puede discurrir sensatamente aplicando algunas normas de sentido común, del mismo modo que cualquier persona excepcionalmente inteligente puede cometer errores garrafales. Al final, todo depende de si aplicamos o no ciertas reglas a nuestro racionamiento.  La gran intuición de Descartes es que no hay que ser una persona excepcional para pensar bien; cualquier persona normal puede hacerlo si sabe cómo.

Esta idea cartesiana, la idea de que pensar bien consiste en aplicar ciertas reglas, es la base de la ciencia occidental como disciplina racionalista, y es la que subyace a la idea actual de enseñar a pensar a una máquina.

Pero no adelantemos acontecimientos. Decíamos que cualquiera puede pensar correctamente si sabe cómo. La cuestión, claro, es ese saber cómo. ¿Cuál es el método para pensar con propiedad? Descartes se inspiró en la matemática, el único saber de su tiempo que le parecía serio y avanzado. Le pareció que la claridad y el orden de la matemática, donde a partir de verdades evidentes y sencillas se va avanzando en el conocimiento , era aquello en lo que debía basarse la nueva forma de pensar. A partir de él, pensar racionalmente es pensar al modo de las matemáticas.

Descartes tomó como propia de su manera de pensar una de las reglas fundamentales del pensamiento matemático; la de no aceptar como verdadero nada de lo que quepa la más mínima duda. La matemática no avanza a partir de opiniones discutibles, sino de verdades evidentes (que se llaman axiomas). Descartes pensó que su nueva filosofía debía también de partir de verdades evidentes como las de la matemática. El problema, claro está, es determinar que es en realidad lo evidente, porque para algunas personas lo evidente es lo que para otras personas es dudoso. Así que Descartes se propuso ser radical.  La duda se aplicaría a todo.

Descartes encontró cuatro argumentos para dudar de todo. El primero es que los sentidos nos engañan a veces, y eso les convierte en algo que no es de absoluta confianza. El segundo es que nos equivocamos a veces al razonar, y por eso hay que desconfiar también de nuestros argumentos y demostraciones. El tercero es que confundimos los sueños con la vigilia, y a veces creemos con la mayor convicción cosas falsas en los sueños. El cuarto, que no aparece en el texto, es la posibilidad de que un “genio maligno” posea mi mente, de modo que aquello que me parece cierto no sea real.

¿Es real la realidad (o eso que llamamos realidad)? ¿Cómo podemos estar seguros de que lo percibido no es fruto de un complejo montaje que nos hace creer que es tal y como lo vemos? En esta escena, la hipótesis cartesiana del genio engañador se presenta con claridad:

Hay que entender que estos argumentos no son reales. Descartes no cree que estemos durmiendo, ni que estemos locos, ni que los sentidos nos engañen continuamente. Pero la mera posibilidad de que sea así introduce la duda, y un verdadero conocimiento debe ser algo indudable, algo mas allá de toda duda, por mas descabellada que sea (y las que él propone son sin duda muy descabelladas) Esto significa que la duda cartesiana es una “duda metódica”, no una ”duda real”. La duda metódica pone a prueba la verdad de la misma forma que podríamos poner a prueba un edificio tirándole una bomba nuclear. Es como si Descartes dijese: por mas exagerada que sea la duda, mi verdad resiste todo.

¿Y cuál es esta verdad? Descartes parece inspirarse en S. Agustín para encontrar su primera verdad incontrovertible; ”Pienso, luego existo” Lo que es absolutamente indudable es la existencia del sujeto que piensa , esto es, que razona, siente, quiere o duda. Lo contrario, es decir, afirmar algo así como “no pienso” es un absoluto sinsentido.

Es curioso el significado de ese “Pienso, luego existo”. En cierto modo es una verdad tan evidente que parece trivial, pero si lo pensamos remite a ese momento de nuestra vida mental, probablemente en la primera infancia, en el que nos dimos cuenta de que pensábamos y existíamos, en el que nacimos a la conciencia y a la existencia. La vida de los seres humanos no es un mecanismo, sino un darte cuenta de que eres una conciencia pensante entre otras cosas, pensantes o no. Ese momento, que tal vez se dio delante de un espejo, tuvo que ser misterioso.

Tomado de: https://elbosquedelasdudas.wordpress.com/2018/08/01/descartes/

 

 

domingo, 21 de septiembre de 2025

LA ALEGORÍA DE LA CAVERNA

LA ALEGORÍA DE LA CAVERNA

Famosísimo texto de Platón que expone bajo la forma de mito o de alegoría su antropología, ontología y epistemología, basadas en la teoría de las ideas. Dicho texto aparece en el libro VII de la República.

Este texto, como, en general, toda la obra de Platón, debe ser interpretado. Y admite diversas interpretaciones interrelacionadas entre sí:

a) Desde una perspectiva pedagógica, este texto es una alegoría sobre la educación y la función del maestro, que es quien ha de obligar a que sus alumnos abandonen la ignorancia.

b) Desde el punto de vista epistemológico, plantea de la división en grados del conocimiento, entre ilusión, opinión, razonamiento e intelección. Grados que, a su vez, se corresponden también con los diversos grados del ser: desde la pura materia desorganizada representada por la oscuridad absoluta del fondo de la cueva, hasta la luz absoluta del sol, que se corresponde con la idea del Bien.

c) Desde una perspectiva ontológica, el interior de la caverna se corresponde con la realidad natural, es decir, con el mundo sensible, mientras que aquello que en el texto se representa por la realidad natural, corresponde a la realidad del mundo de las ideas. Los objetos reales que están en el exterior de la caverna, así como las sombras «auténticas» que estos proyectan merced a la luz del sol, representan las ideas y los objetos matemáticos ordenados jerárquicamente, en cuya cúspide está la idea de bien.

Un aspecto importante que plantea este famoso texto es el relacionado con la fuerza que nos puede permitir la salida de la caverna y la rotura de las cadenas que nos atan al fondo. Una de estas fuerzas es la representada por el maestro, de ahí la alusión a Sócrates que se da en el texto. Pero esto no soluciona el problema, pues ¿cómo se accede a poder ser maestro?, ¿cuál es la fuerza que puede permitir acceder a esta condición y permitir, luego, volver a la caverna para enseñar?

Platón sugiere diversas respuestas al interrogante de cómo se desea aprender. En el Banquete nos habla del impulso de Eros como vía de acceso al saber; en el Teeteto afirma que es la admiración la que está en el origen de la filosofía (del afán de saber), impulso que se relaciona con su doctrina de la reminiscencia o anámnesis (defendida especialmente en el Menón), la cual nos remite a la doctrina de la inmortalidad del alma (ψυχἠ) (defendida, por ejemplo, en el Fedro). En cualquier caso, todos estos textos tienen un marcado carácter metafórico, de manera que todas estas doctrinas (el impulso de Eros, la admiración, la reminiscencia y la inmortalidad del alma) deben considerarse como la afirmación de que el espíritu humano posee en sí mismo todas las condiciones de su saber, anteriormente a toda experiencia, lo cual es la versión epistemológica de la clásica máxima griega del «conócete a ti mismo» que Sócrates hizo suya.

Tomado de: https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Mito_de_la_caverna


CUESTIONARIO

1. En el texto se mencionan cuatro libros o diálogos de Platón, ¿cuáles son?
2. ¿Por qué se puede considerar la alegoría de la caverna como una metáfora de la educación?
3. ¿Cuáles son los cuatro grados de conocimiento según Platón?
4. ¿Cuál es la Idea suprema?
5. ¿Qué elementos de esta alegoría corresponden al mundo sensible o material?
6. ¿Qué elementos corresponden al mundo de las Formas o Ideas?
7. ¿Cuáles son las posibles respuestas al deseo de saber del ser humano?
8. ¿Qué tiene que ver la frase "conócete a ti mismo" con lo visto anteriormente?

martes, 9 de septiembre de 2025

EL SER HUMANO PARA PLATÓN


EL SER HUMANO PARA PLATÓN

Platón describe al individuo humano como un ser compuesto de alma y cuerpo. El alma es la parte más alta y digna, porque es semejante a lo divino, es decir, a las ideas; por su superioridad, el alma debe regir el compuesto humano. El cuerpo, por el contrario, debe ser gobernado por el alma, ya que es imperfecto; además, el cuerpo supone un obstáculo para el alma en su anhelo por alcanzar la contemplación de la verdad y el bien. Siguiendo la opinión de los pitagóricos, Platón consideró que el cuerpo es como una cárcel para el alma, de la que desea salir para vivir junto a las ideas.

La asociación de alma y cuerpo no es completa, porque es una unión temporal y accidental. Es temporal porque no dura siempre, pues se deshace tras la muerte del ser humano. Es accidental porque ambos elementos nunca pierden su identidad propia dentro del compuesto; en la antropología platónica, alma y cuerpo están unidos, pero siguen siendo dos cosas distintas, como el piloto y la nave, o como el jinete y el caballo.

El cuerpo humano, al pertenecer al mundo sensible, siempre ha estado en este mundo en el que vivimos, pero ¿dónde ha estado el alma humana antes de unirse al cuerpo?, ¿cuál es su origen? El pensador ateniense consideró que el alma preexistió en el mundo de las ideas antes de unirse al cuerpo y esto lo sabemos por su afinidad con ellas. Si el alma tiene que ver con el mundo inteligible, es porque preexistió en él con anterioridad.

Entonces, si el alma habitaba en el mundo de las ideas y era feliz allí, ¿por qué ha abandonado aquel mundo para introducirse en un cuerpo? Platón trató de responder a este interrogante considerando que el alma humana en sí misma no posee una completa unidad, por lo que sus elementos no siempre actúan con total armonía.

Para intentar aclarar este razonamiento, expuso en el diálogo Fedro la historia del carro alado. De acuerdo con esta alegoría, el alma es como un carro tirado por dos caballos: uno representa las inclinaciones o impulsos nobles, mientras que el otro simboliza los apetitos y deseos. El auriga o conductor es la razón, que debe dirigir a ambos. Todo va bien mientras la razón gobierna al hombre, pero cuando el deseo de placeres se desboca, la razón pierde el control, se quiebra la unidad del alma y esta queda sujeta al mundo sensible.

A través de la imagen del carro alado, Platón muestra que el alma consta de tres partes o funciones:

La racional, representada por el conductor del carro, que debe gobernar a todo el ser humano y conducirlo al conocimiento de las ideas. Los sujetos en quienes destaque esta parte del alma serán los amantes del saber.

La irascible, simbolizada en el caballo bueno, en la cual se encuentran los impulsos nobles, como la valentía. Aquellos que sean gobernados por el alma irascible serán los amantes del poder y de los honores.

La concupiscible o apetitiva, por la cual el humano busca y desea el placer sensible, y es arrastrado hacia lo material. Si domina este aspecto del alma, el individuo será amante del placer y del dinero.

Esta división tripartita del alma humana ocupó un lugar destacado en el pensamiento platónico, porque la empleó para explicar las diversas virtudes y la organización de la sociedad ideal.

Otra cuestión importante es saber si el alma permanece cuando se separa del cuerpo tas la muerte y ese se corrompe. Al igual que los pitagóricos, Platón sustentó que el alma es inmortal. No obstante, a diferencia de ellos, trató de razonarlo, alegando que el alma humana es semejante a las ideas porque ha vivido junto a ellas y las ha contemplado antes de introducirse en un cuerpo; por consiguiente, es afín a lo divino y es imperecedera. Es decir, pertenece a su esencia perdurar, aun cuando el cuerpo desaparezca. En el diálogo Fedón escribe: “El alma es lo más semejante a lo divino, inmortal, inteligible, uniforme, indisoluble y que está siempre idéntico consigo mismo”. Al igual que las ideas, no tiene partes materiales y, por tanto, no puede morir, pues no puede descomponerse ni corromperse.

Tras la muerte, el destino del alma es alcanzar y contemplar nuevamente el mundo de las ideas. Sin embargo, siguiendo a los pitagóricos, Platón afirmó que no todos lo consiguen, pues el alma que no se libera plenamente de los impulsos que la atan al mundo sensible pasará (transmigrará) de un cuerpo a otro después de la muerte; ese otro cuerpo podrá ser humano o animal, dependiendo de lo racional o irracional que haya sido su vida. Solo podrá lograr su objetivo cuando esté enteramente purificada de lo terreno mediante una vida virtuosa.

Tomado de: https://www.acfilosofia.org/materias/historia-de-la-filosofia/929-el-ser-humano-para-platon.html

Cuestionario

1. ¿Qué es el ser humano para Platón?

2. ¿Qué parte debe gobernar a cuál y por qué?

3. Según Platón, ¿cuerpo y alma son lo mismo? ¿Tienen la misma naturaleza?

4. ¿Cuáles son las tres partes del alma humana según Platón?

5. ¿Cómo se representan estas partes en la alegoría del carro alado?

6. ¿Qué ocurre con el alma y con el cuerpo después de la muerte?

7. ¿Todas las almas logran elevarse y regresar al mundo de las ideas?

8. ¿Cuándo el alma logrará su objetivo de regresar al mundo de las ideas?


miércoles, 3 de septiembre de 2025

EL HOMBRE ELEFANTE


Comparto la película completa de "El hombre elefante" para quien guste verla. Anoto algunos datos técnicos de esta producción.

Título original: The Elephant Man
Año: 1980
Duración:125 min.
País: Estados Unidos
Dirección: David Lynch
Guion: David Lynch, Eric Bergren, Christopher De Vore. 
Biografía sobre: Joseph Merrick
Reparto: John Hurt, Anthony Hopkins, Anne Bancroft, John Gielgud, Wendy Hiller, Freddie Jones, Dexter Fletcher, Kenny Baker.
Música: John Morris
Fotografía: Freddie Francis (B&W)
Género: Drama | Biográfico. Enfermedad. Discapacidad. Siglo XIX. Película de culto
Sinopsis: A finales del siglo XIX, el doctor Frederick Treves descubre en un circo a un hombre llamado John Merrick. Se trata de un ciudadano británico con la cabeza monstruosamente deformada, que vive en una situación de constante humillación y sufrimiento al ser exhibido diariamente como una atracción de feria. 

martes, 2 de septiembre de 2025

LA DIGNIDAD HUMANA

LA DIGNIDAD HUMANA

Vivian Páez Ochoa

Los seres humanos somos los únicos seres vivos que nos cuestionamos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.

Preguntar “¿qué es el ser humano?” o “¿cómo es el ser humano?”, no sólo tiene una intención metafísica, de mera comprensión para entender qué somos, sino que cobra un sentido ético: saber lo que el ser humano es nos permite relacionarnos y tratarnos entre nosotros de cierta manera.  

Como punto de partida, los seres humanos tenemos una naturaleza distinta de los demás seres vivos: somos seres racionales, capaces de autogobernarnos, nos comprendemos como seres individuales, pero a la vez, sociales; asimismo, somos seres sensibles, emocionales, creadores, etcétera.

En ese sentido, no poseemos una sola forma de ser, sino que más bien tenemos modos de ser, ya que somos seres abiertos indeterminados y en construcción.  

A lo largo de la historia han sido diversas las formas en las que el ser humano ha sido comprendido en su Ser y su existencia; esto a su vez ha provocado formas distintas de relacionarnos entre nosotros, así como pluralidad de concepciones acerca del valor que poseemos. Sobre este punto podemos tener varios ejemplos presentes en el desarrollo histórico de la humanidad.

En la antigüedad griega y en Roma, la concepción sobre el ser humano se basó en el precio y el reconocimiento o posición sociales que ocupaban los individuos, esto favoreció una idea de superioridad y desigualdad entre los integrantes de una sociedad; por ello, para esa época era perfectamente justificable la esclavitud, pues existían personas más valiosas que otras.  

Con la aparición del cristianismo la concepción acerca de la condición humana cobró una nueva dimensión, la cual se fundaba en el vínculo con la divinidad.

Al ser creados a imagen y semejanza de Dios y al ser hijos de Dios, se determinaba que todos los seres humanos eran iguales, por tanto, valían lo mismo dado que la creación, la redención y la salvación es para todas las personas, sin importar su condición social. Sin embargo, esta concepción del ser humano, así como el valor que tenía, le era otorgado por un agente exterior –Dios– y no por él mismo.

En el siglo XV, Giovanni Pico della Mirandola, en su texto Discurso sobre la dignidad del hombre, expuso las características que distinguen al ser humano de otros seres vivos; esto permitió observar que todos los seres humanos somos igual de valiosos.

Una de las principales características identificadas por Pico della Mirandola es que las personas, pese a estar determinadas biológicamente, tienen la capacidad de tomar decisiones y actuar de manera autónoma; esta capacidad de autodeterminación y de autonomía permite autodefinirse y autoconstruirse.

Concebir al ser humano en su ser y existencia como un ser autónomo adquiere una relevancia importante en la historia de la humanidad, ya que dicha concepción proviene de una idea intrínseca de lo que significa ser un ser humano; asimismo, se aleja de manera significativa de aquellas concepciones que provenían de afuera, ya sea dadas por un Dios creador o por la posición social a la que pertenece un individuo.

El concepto de dignidad humana deriva de esta visión intrínseca sobre lo que significa ser un ser humano, de hecho, esto concepto se refiere al valor personal, propio, específico e inalienable que poseen todas las personas independientemente de su origen, raza, género, creencias, posición social etcétera.

La dignidad humana señala cómo debemos ser tratadas las personas, es decir, el trato que debemos recibir debe estar basado en lo que somos y la concepción que se tiene respecto a nuestra humanidad. De este modo, se sustenta en la capacidad racional y volitiva del ser humano, concretamente en su capacidad de autonomía y libertad.

Esta dignidad no debe ser entendida como un rasgo de superioridad de los seres humanos, sino más bien como el punto de partida que nos permita mantener una relación de igualdad, respeto, cordialidad, decoro, entre todos.

Siguiendo las reflexiones del filósofo alemán Emmanuel Kant, la dignidad humana es un valor absoluto que se fundamenta en la naturaleza moral del ser humano, que nos permite comprender que las personas son un fin en sí mismas, es decir, cada persona es respetada en su autonomía, libertad y ejercicio de sus derechos fundamentales. 

Tomado de: https://gaceta.cch.unam.mx/es/de-donde-proviene-el-concepto-sobre-la-dignidad-humana