La palabra "moral" procede del latín mos o mores, que significa “costumbre” o “costumbres”, en el sentido de conjunto de normas o reglas adquiridas por hábito. La moral tiene que ver así con el comportamiento adquirido, o modo de ser conquistado por el hombre.
La palabra "ética" proviene del griego ethos, que significa análogamente “modo de ser” o “carácter” y “costumbre”. Hay que hacer hincapié que este modo de ser no responde a una disposición natural, sino que es adquirido o conquistado por hábito.
Por tal motivo, etimológicamente hablando, "moral" y "ética" hacen referencia a lo mismo: un comportamiento adquirido. Sin embargo, en la definición real podemos observar una diferente significación de estos dos términos.
Por "moral" debe entenderse un conjunto de normas y reglas de acción destinadas a regular las relaciones de los individuos en una comunidad social dada. La moral es relativa y no será la misma en cada parte del globo, la moral siempre será acondicionada de acuerdo a la cultura en la que se manifieste, tal vez en una parte del mundo se le considere moral castigar a alguien severamente por un robo, pero en del otro lado, se consideraría un atentado a los derechos humanos, sin embargo, cada quien con su moral ejecuta acciones de acuerdo a lo que se permite en su cultura.
"Ética" es el nombre de la ciencia de la moral, es decir, de una esfera de la conducta humana. No hay que confundir aquí la teoría con su objeto: el mundo moral. Las proposiciones de la ética deben tener el mismo rigor, coherencia y fundamentación que las proposiciones científicas. En cambio, los principios, normas o juicios de una moral determinada no revisten ese carácter. La ética parte de cierto tipo de hechos tratando de descubrir sus principios generales. En este sentido, aunque parte de datos empíricos, o sea, de la existencia de un comportamiento moral efectivo, no puede mantenerse al nivel de una simple descripción o registro de ellos, sino que los trasciende con sus conceptos, hipótesis y teorías. En cuanto conocimiento científico, la ética ha de aspirar a la racionalidad y objetividad más plenas, y a la vez ha de proporcionar conocimientos sistemáticos, metódicos y, hasta donde sea posible, verificables.