¿Es bueno o es malo mentir? En general, lo que siempre nos ha dicho es que mentir es malo y, hasta cierto punto, esto es cierto. Mentir hace que no confiemos en las personas y la falta de confianza hace que nuestra vida no sea mejor.
Kant diría que no importa cuales sean las consecuencias de nuestros actos, siempre se debe cumplir con el deber moral y nuestro deber es decir la verdad. Por tal motivo, Mabel se comporta de manera kantiana pues considera que su tío debería de decir la verdad en todo momento. Sin embargo, ya en la práctica, se da cuenta de que esto no es tan conveniente como suponía.
A Kant se le ha criticado en muchas ocasiones que su ética deontológica es prácticamente imposible de llevar a cabo o que, de realizarse, traería más problemas que soluciones. Lo vemos claramente con el tío Stan y no tanto por el hecho de que podría haber terminado en la cárcel por todos sus fraudes (a final de cuentas, “mentir es malo”, ¿no es así?), sino por el hecho de que al decir tal cual lo que piensa, como por ejemplo, al expresar lo feo que era un cliente, lo que hacía era molestar y herir a los demás.
Esto nos hace pensar en lo que decía Aristóteles. Para él, la virtud está en el punto intermedio entre dos actitudes extremas que, precisamente por extremas, se les consideraban viciosas. Así, mentir de manera constante, es un vicio y eso es lo que, en general, hacía el tío Stan. Sin embargo, el otro extremo, el decir siempre la verdad de manera cruda y directa, no por estar en el otro extremo se podía considerar como una virtud. No, para nada. Tanto mentir constantemente como ser demasiado sincero son extremos perjudiciales. El punto medio sería decir la verdad cuando sea necesario decirla y mentir cuando realmente lo amerite.
Esto también nos hace pensar en lo que dijo alguna vez Vladimir Jankélévitch de que la sinceridad sin amor no valga nada. Cuando mentir sirve para salvar una vida, nuestro deber es mentir. Jankélévitch hace eco de las palabras del apóstol San Pablo, y dice que el amor es lo que da valor a todas las virtudes. Sin amor, la virtud no es más que un “címbalo que retiñe”, es decir, algo hueco y sin sentido. Stan dice la verdad de manera automática, sin amor en lo que dice, por tal motivo, hiere y molesta y eso no lo hace virtuoso. Por el contrario, aunque Mabel se siente mal por haber mentido a la policía, lo hizo para salvar a su tío de la cárcel porque siente cariño por él. Para Mabel su tío fue más importante que el deber de decir la verdad. Tómala, Kant.
Y regresando con Aristóteles, él, como buen filósofo teleológico, consideraría que la mentira de Mabel fue buena porque la consecuencia fue buena (evitó que su tío terminara en la cárcel), aunque, legalmente, el tío Stan se merecía eso y mucho más por todas las veces que violó la ley y se burló de los policías de Gravity Falls. Pero, ¿hizo bien Mabel al ponerle los dientes mágicos a su tío? Mabel buscaba hacer algo bueno y las consecuencias fueron malas. Kant diría que esta situación es precisamente la gran falla de las éticas teleológicas. Kant se pregunta: ¿cómo estar seguros de que mis actos se llevarán a consecuencias buenas? No hay modo. Mabel cambia los dientes de su tío con la intención de que siempre diga la verdad y, al final, esto trajo consecuencias desagradables. Por tal motivo, Kant dice que lo importante no son las consecuencias de los actos, sino la intención con la que se hacen. Por eso, Mabel hizo bien porque lo hizo en el nombre de la verdad.
Sin embargo, el tío Stan estaba imposibilitado para mentir. Por tal motivo, no es que quisiera decir la verdad, simplemente no podía mentir. De este modo, aunque hacía algo “bueno”, como no era parte de su verdadero querer el hablar con la verdad, entonces lo que hacía no era moralmente bueno. Además, Sartre nos dice que aquello que nos hace humanos es precisamente nuestra capacidad de elegir, nuestra libertad. Las cosas son seres en sí y, por lo tanto, no eligen, simplemente están ahí en el mundo. Nosotros, por el contrario, somos seres para sí porque somos capaces de elegir para nosotros lo que en un momento consideramos mejor para nosotros. Al quitarle su libertad, Mabel convierte a su tío de un ser para sí en un ser en sí, es decir, lo convierte en una máquina de decir verdades pero no en un ser humano capaz de elegir la verdad si es que así considera que debe de hacerse.
Desde este punto de vista podemos entender, entonces, que Dipper se horrorizara de esta acción realizada por Mabel. Hasta cierto punto, en favor de un supuesto bien mayor, Mabel estaba deshumanizando a su tío. Dice un dicho y dice bien: el infierno está empedrado de buenas intenciones. ¿Cuántas veces por querer hacer un bien la gente termina haciendo un mal? Lo bueno es que, como buena caricatura, todo termina bien para todos. No así en nuestro mundo, donde ciertas acciones pueden traer consecuencias irremediables. De ahí que ser libres sea algo angustiante (Sartre dixit).
No hay comentarios:
Publicar un comentario