SOMOS FINES, NO MEDIOS
¿Qué es la dignidad humana? Es el valor que tenemos por el simple hecho de ser humanos. Cada uno de nosotros es importante no por nuestra nacionalidad, nuestro dinero, color de piel o utilidad dentro de la sociedad.
Kant reconocía este valor propio de los humanos y por eso su imperativo categórico señala claramente: “Tratemos a las personas como fines, no como medios”. ¿Qué significa esto? Que nadie debe ser utilizado como un medio para alcanzar otro fin. En el momento en que una persona es utilizada como un medio se le está tratando como una cosa, como un recurso, como un objeto.
Un objeto me puede ser útil en un momento determinado y cuando ya no me sirve lo puedo vender, tirar, destruir o regalar. Para Tere su theremín le era útil pues gracias a él hacía música. Sin embargo, cuando pretendió dejar su pasión, lo tiró como un objeto inútil. Al final, si decidía tirar su theremín a la basura no habría problema: es un objeto y ya. Su valor, en este caso, radica en su utilidad. Cuando deja de ser útil pierde dicho valor.
Sin embargo, el valor de una persona no debería perderse en ningún momento. Sigue siendo valiosa hoy y siempre.
¿Qué ocurre con el Coco? Se interesa por Tere porque ella tiene algo que desea: Su pasión. Le dice que le va a ayudar, que es alguien de confianza, que puede encontrar una solución a sus problemas. Sin embargo, cuando obtiene lo que desea (la pasión de Tere por la música), la desecha y deja abandona en la calle.
Ésta es una historia fantástica pero nos muestra cómo, a final de cuentas, cuando alguien nos utiliza nos ha robado, aunque sea por un momento, algo muy importante: nuestra cualidad de humanos. ¿Por qué? Porque, aunque sea por un instante, hemos sido tratados como cosas, como objetos. Hemos sido un medio para que otro, a través de nosotros, alcance un fin determinado. Tere, abandonada en la calle, es ahora como una caja vacía que ya no contiene aquello que alguien (el Coco en este caso) deseaba. Ha sido desechada.
Y si en este mundo hay actos realmente malos esos son tratar a la gente como cosas, como medios. ¿Por qué? Porque les quitamos su dignidad, su valor como humanos. Por eso, si lo pensamos, los monstruos de las historias (los malos) son aquellos que han cosificado a alguien. Para los monstruos no somos personas. Somos comida, somos juguetes, somos cosas que pueden romper, desechar, destruir.
Y, por desgracia, los monstruos no son sólo seres de ficción, somos nosotros mismos cuando tratamos indignamente a los demás. Los compañeros de Tere no son seres sobrenaturales pero son pequeños monstruos que toman a la protagonista precisamente como “objeto de sus burlas”. Los que cometen bullying están diciendo: “Somos más que tú, tú eres menos. No eres persona, eres una cosa de la cual nos podemos burlar. Eres nuestra diversión hasta el día en que nos cansemos”.
Todos, por ser seres humanos, tenemos derechos inalienables. Uno de ellos es el derecho al sano desarrollo de nuestras capacidades. Tere pudo haberse desarrollado como música. Era como una plantita que podría convertirse en un gran árbol y dar frutos. Pero sus compañeros no lo permitieron. Si a Tere la hubieran tratado como un fin, según palabras de Kant, entonces se le ayudaría para desarrollarse como persona.
Debemos recordar constantemente que no debemos aprovecharnos de las personas. Que debemos de actuar por ellas y no a través de ellas. Si así fuera, tal vez éste sería un mundo mejor.

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