martes, 28 de octubre de 2025

SOMOS FINES, NO MEDIOS

SOMOS FINES, NO MEDIOS

¿Qué es la dignidad humana? Es el valor que tenemos por el simple hecho de ser humanos. Cada uno de nosotros es importante no por nuestra nacionalidad, nuestro dinero, color de piel o utilidad dentro de la sociedad.

Kant reconocía este valor propio de los humanos y por eso su imperativo categórico señala claramente: “Tratemos a las personas como fines, no como medios”. ¿Qué significa esto? Que nadie debe ser utilizado como un medio para alcanzar otro fin. En el momento en que una persona es utilizada como un medio se le está tratando como una cosa, como un recurso, como un objeto.

Un objeto me puede ser útil en un momento determinado y cuando ya no me sirve lo puedo vender, tirar, destruir o regalar. Para Tere su theremín le era útil pues gracias a él hacía música. Sin embargo, cuando pretendió dejar su pasión, lo tiró como un objeto inútil. Al final, si decidía tirar su theremín a la basura no habría problema: es un objeto y ya. Su valor, en este caso, radica en su utilidad. Cuando deja de ser útil pierde dicho valor.

Sin embargo, el valor de una persona no debería perderse en ningún momento. Sigue siendo valiosa hoy y siempre.

¿Qué ocurre con el Coco? Se interesa por Tere porque ella tiene algo que desea: Su pasión. Le dice que le va a ayudar, que es alguien de confianza, que puede encontrar una solución a sus problemas. Sin embargo, cuando obtiene lo que desea (la pasión de Tere por la música), la desecha y deja abandona en la calle.

Ésta es una historia fantástica pero nos muestra cómo, a final de cuentas, cuando alguien nos utiliza nos ha robado, aunque sea por un momento, algo muy importante: nuestra cualidad de humanos. ¿Por qué? Porque, aunque sea por un instante, hemos sido tratados como cosas, como objetos. Hemos sido un medio para que otro, a través de nosotros, alcance un fin determinado. Tere, abandonada en la calle, es ahora como una caja vacía que ya no contiene aquello que alguien (el Coco en este caso) deseaba. Ha sido desechada.

Y si en este mundo hay actos realmente malos esos son tratar a la gente como cosas, como medios. ¿Por qué? Porque les quitamos su dignidad, su valor como humanos. Por eso, si lo pensamos, los monstruos de las historias (los malos) son aquellos que han cosificado a alguien. Para los monstruos no somos personas. Somos comida, somos juguetes, somos cosas que pueden romper, desechar, destruir.

Y, por desgracia, los monstruos no son sólo seres de ficción, somos nosotros mismos cuando tratamos indignamente a los demás. Los compañeros de Tere no son seres sobrenaturales pero son pequeños monstruos que toman a la protagonista precisamente como “objeto de sus burlas”. Los que cometen bullying están diciendo: “Somos más que tú, tú eres menos. No eres persona, eres una cosa de la cual nos podemos burlar. Eres nuestra diversión hasta el día en que nos cansemos”.

Todos, por ser seres humanos, tenemos derechos inalienables. Uno de ellos es el derecho al sano desarrollo de nuestras capacidades. Tere pudo haberse desarrollado como música. Era como una plantita que podría convertirse en un gran árbol y dar frutos. Pero sus compañeros no lo permitieron. Si a Tere la hubieran tratado como un fin, según palabras de Kant, entonces se le ayudaría para desarrollarse como persona.

Debemos recordar constantemente que no debemos aprovecharnos de las personas. Que debemos de actuar por ellas y no a través de ellas. Si así fuera, tal vez éste sería un mundo mejor.


domingo, 26 de octubre de 2025

¿ES SPIDER-MAN KANTIANO?


El siguiente texto es una adaptación del artículo publicado en el sitio Cinemanet y fue escrito por Pedro Gutiérrez Recacha bajo el título "Una aproximación ética a los superhéroes (I): ¿Es Spider-Man kantiano?" 

¿ES SPIDER-MAN KANTIANO?

Pedro Gutiérrez Recacha

Tradicionalmente, los tratados de ética suelen destacar dos aproximaciones fundamentales: la de Immanuel Kant (típico ejemplo de ética deontológica, basada en su conocido imperativo categórico) y la de Aristóteles (típico ejemplo de ética material, basada en la eudemonía y su conocida regla del término medio). 

Kant dedica la segunda parte de su Crítica de la razón práctica (1788) a reflexionar sobre cómo podría llevarse a cabo una adecuada educación de la moralidad de las personas, particularmente de los jóvenes. En estas páginas, Kant señala la importancia que encierra para su formación el presentarles narraciones con personajes que puedan ser tomados como ejemplos morales. Ahora bien, habría que tener especial cuidado al seleccionar dichos héroes, pues sería recomendable que éstos no fueran excesivamente triunfalistas ni llevaran a cabo sus buenas acciones pensando en alcanzar beneficios materiales, reconocimiento social o por el mero disfrute de hacer el bien. 

Muy por el contrario, Kant nos esboza con un par de trazos cómo debe ser este héroe ejemplar: un individuo que, una vez tomada una decisión moral, comprueba que ésta le priva de recompensas, le procura pérdidas, despierta la enemistad de sus amigos, le hace merecer la censura de sus familiares… y que, aun así, “sin titubear ni dudar tan siquiera, permanece fiel a su resolución de rectitud”. Es decir, un individuo con capacidad de sacrificio. 

Desde luego, se diría que las palabras kantianas resonaban, más de dos siglos después de ser escritas, en las mentes de Stan Lee y Steve Ditko cuando concibieron en 1962 el cómic en el que debutaría el que se convertiría en superhéroe emblema de Marvel: Peter Parker, alias Spider-Man.

Kant, a diferencia de Aristóteles, considera que el sumo bien al que puede aspirar el hombre no es sólo la felicidad: es ser feliz y además merecerlo. La ética sólo nos garantizaría la segunda parte de la ecuación. Quien se comporte moralmente, será digno de la felicidad, pero no la tendrá asegurada (al menos en esta vida, porque Kant postula la existencia de Dios como garante de la recompensa final del hombre bueno)… Efectivamente, nuestro arácnido personaje en ese sentido es puramente kantiano, pues ha de ver con frecuencia cómo su labor heroica interfiere en su vida privada con nefastas consecuencias —por ejemplo, cuando el joven Parker no aparece en una cita porque tiene que convertirse en Spider-Man para hacer frente a una amenaza pública, con el comprensible enfado de la muchacha convidada… por no mencionar situaciones más graves en las que incluso su doble vida llega a poner en peligro la seguridad de sus seres más queridos; si no, recordemos lo que sucede en la primera película de Spider-Man, dirigida por Sam Raimi (2002) cuando el maligno Duende Verde averigua su identidad secreta—, a menudo sus acciones en beneficio de la comunidad sólo le granjean el rechazo de ésta —ahí tenemos las sempiternas campañas del director del Daily Bugle, J. Jonah Jameson, en su contra—, ocasionalmente incluso es tomado por un criminal y perseguido por la policía… y las peleas con los distintos supervillanos le dejan como único dividendo un cuadro de heridas, moratones y contusiones de diversa consideración.

Teniendo en cuenta este panorama más bien pavoroso, podemos preguntarnos qué es lo que hace que Peter Parker siga queriendo enfundarse sus mallas rojiazules para continuar ejerciendo de nuestro amistoso vecino el hombre araña. Podríamos aventurar una respuesta típicamente kantiana a esta pregunta: si Peter Parker lo hace, es por deber. Efectivamente, el concepto de deber es la clave de bóveda de toda la ética del autor de la Crítica de la razón pura. Kant entiende por deber una norma altamente formal (es decir, que puede generalizarse y ser aplicada cualquiera que sea la situación) e incondicionada (no está determinada por aspectos concretos de la situación… lo que tiene una severa implicación: ¡no valen excusas para no cumplirla!). 

El deber se transforma así en el “imperativo categórico” kantiano, que en su enunciado más conocido nos dice que tenemos que tratar a los demás siempre como fines en sí mismos y nunca como meros medios para nuestros propósitos. A partir de este principio general, válido para cualquier ocasión, podría deducirse cualquier norma ética concreta.

Pues bien, Spider-Man también ha asumido su propio imperativo categórico o, lo que es lo mismo, su regla fundamental con la que guiar su existencia. Se resume en una frase que, invariablemente, suele ser pronunciada en algún momento de todas sus adaptaciones cinematográficas: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Estas palabras no nacen espontáneamente, sino que reflejan un duro aprendizaje vital: es la lección que el joven Parker ha tenido que aprender después de que, tras recibir sus superpoderes mediante la picadura de una araña mutada, su propia negligencia causara indirectamente el fallecimiento de su amado tío Ben. Como el imperativo categórico kantiano, Spider-Man acepta libremente esta fórmula como una norma práctica suprema que se impone a cualquier otra inclinación o motivación.

En este sentido, el final del primer Spider-Man de Raimi es ejemplar, pues nos muestra la determinación moral del joven Parker (Tobey Maguire), dispuesto incluso a renunciar a una relación amorosa con su anhelada Mary Jane (Kirsten Dunst) para asumir su deber como protector enmascarado de Nueva York (¡un ejemplo que, a no dudarlo, hubiera hecho las delicias de Kant!). 

Por finalizar nuestra pequeña disquisición spider-kantiana, digamos que el rasgo moral fundamental de Spider-Man como héroe es su sentido de la responsabilidad, algo muy ligado a toda ética deontológica, es decir, basada en el concepto de deber. La recompensa por cumplir con el deber no es la felicidad, sino, como bien señalaba Kant, un sentimiento mucho más profundo: el respeto por uno mismo. Spider-Man puede no ser un héroe feliz, pero es un héroe que puede sentir respeto por sí mismo.

La versión completa de este artículo se puede leer en la siguiente dirección: https://www.cinemanet.info/2013/02/una-aproximacion-etica-a-los-superheroes-i-es-spider-man-kantiano/

También hay una versión resumida de este artículo en el siguiente enlace: Spiderman kantiano.

Contesta las siguientes preguntas en tu cuaderno:

1. ¿Qué es una ética deontológica?

2. ¿Cuál es el sumo bien que debe alcanzar el hombre  según Aristóteles y según Kant?

3. ¿Cómo deben ser los héroes que se deben de tomar de modelo según Kant?

4. ¿Por qué Spiderman se clasificaría como un héroe kantiano?

5. ¿Qué es un imperativo categórico?

6. ¿Cómo expresa Kant el imperativo categórico?

7. ¿Cuál es el imperativo categórico de Spiderman?

8. ¿Cuál debería ser la recompensa para el que cumple con su deber?

9. Menciona el título de dos obras de Kant.

10. ¿Tú qué piensas? ¿Se debe siempre cumplir con el deber aunque eso nos pueda perjudicar de forma personal?

domingo, 19 de octubre de 2025

ÉTICA FORMAL KANTIANA

Dejo las siguientes diapositivas para tratar el tema de cómo veía Kant a la Ética y del porqué se le considera el padre de la Ética Deontológica. Que les sean de utilidad.



CUESTIONARIO

1. ¿Por qué Kant dice que las éticas materiales no son universales?
2. Anota un ejemplo de valores morales no universales (por ejemplo, que en un país algo es malo pero en otro es bueno).
3. ¿Por qué Kant dice que las normas son condicionales?
4. Anota un ejemplo de una norma (ya sea familiar, social, escolar, etc.) que implique un castigo o un premio.
5. ¿Qué significa que las éticas materiales sean heterónomas?
6. ¿Cómo debería ser una ética formal, según Kant?
7. ¿Qué es un imperativo categórico?
8. Anota una forma de actuar que debería convertirse en ley universal (es decir, que todos deberían hacer lo mismo).
9. Anota una conducta que NO debería convertirse en una ley universal.
10. ¿Qué significa que debemos tratar a las personas como fines y no como medios?
11. Para Kant, ¿qué es más importante: la intención de una acción o su resultado?
12. ¿Qué es la "buena voluntad" para Kant?
13. ¿Por qué la ética que propone Kant es una ética deontológica?

martes, 14 de octubre de 2025

JEREMY BENTHAM Y EL UTILITARISMO

Dejo las diapositivas vistas en clase. Que sean de utilidad para entender un poco más en qué consiste la ética utilitarista de Jeremy Bentham.


lunes, 13 de octubre de 2025

¿QUÉ ES EL UTILITARISMO?

¿QUÉ ES EL UTILITARISMO?

Jeremy Bentham es el padre del utilitarismo, una teoría ética que defiende que cualquier acción está moralmente legitimada si se da en las circunstancias adecuadas.

Alejandro Villamor

El filósofo londinense Jeremy Bentham (1748-1832) es usualmente considerado el fundador de una de las teorías éticas más fructíferas jamás formuladas: el utilitarismo. Todavía hoy, una ingente cantidad de filósofos profesionales se declaran utilitaristas. Es más, muchas personas ajenas a la academia, incluso aquellas que jamás han tenido noticia de semejante vocablo, son utilitaristas sin saberlo.

Bentham con sombrero

El pensador inglés abogó por una tesis que, de primeras, puede resultar algo contraintuitiva: ninguna acción es, per se, correcta o incorrecta. Dicho en plata, cualquier conducta puede estar moralmente legitimada si se dan las condiciones oportunas. Es de sentido común creer que mentir, vaya por caso, no es incorrecto en ciertas ocasiones (que tire la primera piedra quien no haya contado alguna vez una mentirijilla piadosa). Pero parece menos natural estimar que el asesinato, la tortura o el robo puedan ser acciones amparadas por el abrigo de la ética.

Mato en nombre de la paz. Por eso soy el Pacificador

Dándole la vuelta a la tortilla, para Bentham lo que carece de sentido es tachar una clase de comportamiento como correcto o incorrecto al margen del contexto y de sus consecuencias. De este modo, propone un principio de utilidad como núcleo medular de la ética. De acuerdo con este, la acción correcta es aquella que tiende a aumentar la felicidad general mientras que, a la inversa, la incorrecta propicia un mayor sufrimiento. Así pues, el factor clave para determinar la licitud moral de un acto no reside en su naturaleza, sino en sus efectos o consecuencias previsibles. Por tanto, adecuadamente justificados, los hurtos de un Robin Hood podrían ser correctos dentro del esquema utilitarista.

¡La pura vida!

Ahora bien, ¿qué entiende este filósofo por felicidad? La teoría del valor de Bentham reposa sobre lo que se ha dado en llamar experiencialismo o, con ciertos matices, hedonismo. El provecho último de cualquier acto –conocer gente, ir de fiesta, leer, salir a pasear, etcétera–, aquello que lo dota de valor, reside en la experiencia del placer (o, más genéricamente, en el bienestar) que genera. En las antípodas, aquello que procuramos evitar –cuidando la salud, ayudando a los demás, etcétera– es el dolor.

La convergencia de este experiencialismo con el principio de utilidad (la acción correcta es aquella que produce la mayor felicidad para el mayor número de personas) sienta las bases, como decíamos, de la ética utilitarista. Sin duda, son muchos los frentes y posibles objeciones que acechan al utilitarismo (¿es correcto torturar a alguien si el cálculo utilitarista es positivo? ¿cómo podemos medir las experiencias?). 

Todo sea por la paz social...

Sea como sea, Bentham se posicionó como un adelantado de su tiempo (recordemos que vivió entre los siglos XVIII y XIX) al abogar por el respeto de ciertas libertades individuales, como el derecho al divorcio, la despenalización de la homosexualidad, la supresión de la esclavitud o la igualdad jurídica entre mujeres y hombres. Asimismo, también suscitó ciertos debates vigentes en la actualidad: en la medida en que son seres sintientes (pueden experimentar placer y dolor), ¿poseen los animales derechos morales?

El utilitarismo ha sido sometido a diversas modificaciones que, con todos sus claroscuros, siguen haciéndolo una teoría ética sumamente atractiva. Máxime en una era, como la nuestra, tan dominada por el cálculo y la procura del beneficio previsible. En todo caso, afortunada o desgraciadamente, no disponemos de una matemática moral, por lo que la responsabilidad de decidir qué es lo correcto continúa recayendo sobre los hombros del propio sujeto.

Tomado y ligeramente adaptado de: https://ethic.es/filosofia-utilitarista-jeremy-bentham

"Me supo a chocolomo..."

CUESTIONARIO

1. ¿Qué significa la frase "ninguna acción es, per se, correcta o incorrecta?
2. Según Bentham, ¿qué hace que una acción sea correcta o no?
3. ¿Bentham tiene la misma idea de felicidad que Aristóteles? ¿En qué es diferente?
4. ¿Cuál es el principio de utilidad según Bentham?
5. ¿Por qué creen que Bentham estuvo a favor de los derechos de las mujeres, los animales y la despenalización de la homosexualidad y la abolición de la esclavitud?
6. ¿Por qué creen que no podemos contar con una "matemática moral"?
7. ¿Por qué se dice que la ética de Bentham es una ética social?
8. ¿Por qué el asesinato podría estar justificado en un momento dado?
9. Según todas estas ideas, ¿un personaje como Peacemaker (el Pacificador) podría considerarse utilitarista?
10. Ustedes qué piensan: ¿está en lo correcto o se equivoca Bentham con sus ideas?

LOS ESTAFADORES

Dejo el capítulo visto en clase de la serie "Don Gato y su pandilla". El capítulo se intitula "Los estafadores" y es el número 26 de la única temporada que se presentó. Se emitió por primera vez en Estados Unidos el 21 de marzo de 1962. En este capítulo Don Gato diseña un ingenioso plan para vengarse de los estafadores sin escrúpulos que engañaron a su amigo Tony robando los ahorros de su vida. Que lo disfruten.

domingo, 12 de octubre de 2025

MÁS SOBRE LA ÉTICA TELEOLÓGICA

Dejo las diapositivas vistas en clase para que quede más claro en qué consiste la ética teleológica. Espero que sean de utilidad.


martes, 7 de octubre de 2025

ÉTICA TELEOLÓGICA

ÉTICA TELEOLÓGICA

Aristóteles es uno de los filósofos más renombrados dentro del grupo de pensadores antiguos, se le conoce generalmente como el primer filósofo sistematizador del saber en esa área y también en el mundo científico, sabemos que fue discípulo de Platón y que, emulando a su maestro, pero con ciertas diferencias de opinión, fundó el Liceo. También se le conoce como el maestro de Alejandro Magno, el filósofo peripatético (debido a su enseñanza de la filosofía recorriendo los jardines del Liceo) y suele ser llamado por quienes lo citan como el Estagirita por su ciudad de origen.

Es sabido que Aristóteles fue muy prolífico, abordó casi todas las áreas del saber e incluso hizo una clasificación del conocimiento que resulta interesante para comenzar a ubicar el lugar de la ética dentro de la paleta de saberes.

Indicó que existen básicamente tres tipos de conocimiento:

La ética sería, pues, un saber práctico (praxis), en tanto su objeto de estudio es la acción y también el cómo esta se orienta en su medio más próximo (la sociedad).

De acuerdo con el discípulo de Platón, el ser humano no viene predeterminado a actuar de manera recta o uniforme. Para conseguir ese ideal de perfección se requiere el desarrollo de ciertas virtudes que se van instalando en la conducta en la medida en que se llevan a cabo en la práctica. Estas virtudes son:

La palabra griega telos significa meta, fin o propósito, y la teleología es el estudio de las metas, los fines y los propósitos. Una teoría moral se considera teleológica en la medida en que define y explica las acciones correctas en términos de generar un estado de cosas bueno. En otras palabras, centra más su atención en alcanzar determinados resultados que se consideran buenos o adecuados.

Aristóteles plantea en su ética la búsqueda de la eudaimonía (orientación a la felicidad/bienestar) porque sostiene que el fin último que debe perseguir la ética es el logro de la felicidad entendida como bienestar (autorrealización) y no como mera consecución de placeres o alegrías pasajeras.

En términos generales, piensa que vivir virtuosamente es la mejor manera de asegurar una vida feliz. Su idea es que, al poseer ciertas características como el coraje y la sabiduría, uno estará equipado con las habilidades necesarias para vivir bien y tener éxito en vivir la mejor vida posible que las circunstancias le permitan. 

Es fácil comprender por qué la teoría de Aristóteles suele considerarse una ética teleológica. Esto se debe a que Aristóteles afirma que la actividad virtuosa es aquella que permite a una persona alcanzar su objetivo final: ser feliz.

La Ética Teleológica o Ética Aristotélica se configura como un paradigma ético, por ser una de las éticas trascendentes para el ser humano, con relación a la cantidad de siglos (V a. de C. - XV d. de C.) en que funcionó como un paradigma. El paradigma se fue desgastando hacia finales del medievo, cuando el cambio sociocultural dio espacio al surgimiento de la ética formulada por el filósofo Kant, que vino a reemplazarla.

Por otra parte, debe tenerse presente que el término "ética teleológica" no sólo se aplica a las ideas de Aristóteles sobre cómo debe comportarse el ser humano, sino también a otras éticas contemporáneas al Estagirita y posteriores (como el Utilitarismo), siempre y cuando esas teorías éticas consideren que las acciones que el hombre debe realizar sean las adecuadas para alcanzar fines u objetivos buenos.

Tomado y adaptado de:

https://repositorio.umayor.cl/xmlui/bitstream/handle/sibum/5428/DOC_FEI_NFG_GE_00001.pdf?sequence=1&isAllowed=y

https://www.newworldencyclopedia.org/entry/Teleological_ethics

¡Hola! Soy Kant. Nos veremos pronto...


domingo, 5 de octubre de 2025

¿ES BATMAN ARISTOTÉLICO?

¿ES BATMAN ARISTOTÉLICO?

Pedro Gutiérrez Recacha

La ética de Aristóteles es, en esencia, una ética eudemonista, esto es, orientada hacia la felicidad (entendida ésta como plenitud, como excelencia o perfección de lo auténticamente humano). Los hombres buscaríamos dicha felicidad a través de múltiples acciones, pero sólo la podríamos encontrar en una vida virtuosa. Según nos expone el estagirita en su Ética a Nicómaco, la moral se edifica siguiendo un modelo de tres niveles (que, metafóricamente, podríamos visualizar como una casa de tres pisos). 

Un Aristóteles hecho con IA

En el nivel inferior (los cimientos, podríamos expresarlo así), el compromiso moral comienza con un primer paso: el acto. Pero Aristóteles nos advierte: un acto bueno no nos convierte automáticamente en buenos, de la misma manera que una golondrina no hace verano. Sólo mediante la repetición de este tipo de acciones puntuales podremos acceder al segundo nivel ético: el hábito

Un hábito no es sino un acto repetido que empieza a convertirse en costumbre. Cuando el hábito se interioriza hasta el punto de tornarse parte de nuestra personalidad, entonces hemos dado el salto al tercer nivel del contenido ético, digamos que al tejado del edificio moral aristotélico: el carácter. El hábito enraizado en nuestro carácter se convierte en virtud (si es positivo) o en vicio (si es negativo). Y ahí ya podemos empezar a hablar de hombres virtuosos o viciosos…

Entrenando duro...

Centrándonos ya en nuestro hombre murciélago, podríamos decir que el millonario Bruce Wayne, alter ego de Batman, es un hombre que moralmente se ha ido construyendo a sí mismo. La trágica muerte de sus padres cuando era un niño ha terminado embarcándole en una cruzada contra el mundo del crimen y ha hecho de él un justiciero… pero no de forma instantánea. Digámoslo así: Wayne no ha pasado de ser un ser humano normal y corriente (si es que se puede considerar como “normal y corriente” a un rico heredero, claro) a ser un héroe en un en un instante, mediante una suerte de conversión.

Siempre los padres de Bruce...

Cuando el joven Wayne se propone dedicar su vida a preservar la ley en Gotham, todavía no es un héroe. Cuando comienza a entrenar para poder desarrollar su capacidad de combate cuerpo a cuerpo contra los maleantes, cuando decide utilizar sus recursos económicos para dotarse de herramientas adecuadas para su lucha o cuando tiene sus primeras escaramuzas frente a criminales,  podemos afirmar que ha llevado a cabo algunas acciones virtuosas o heroicas… ¡pero él mismo aún no es un héroe! Únicamente en el momento en que, mediante la repetición de acciones de tal guisa, éstas acaban por constituir una parte sustancial de su vida y de su carácter, podemos llamarle auténticamente “héroe”. Wayne no habría hecho sino “apropiarse” de la virtud del heroísmo.

Efectivamente, las virtudes no serían otra cosa que posibilidades apropiables, susceptibles de ser asimiladas dentro de nuestro carácter mediante la práctica y el hábito. Una vez adquiridas, las virtudes sedimentan sobre la personalidad dando lugar a lo que podríamos denominar una “segunda naturaleza”. 

Así, podría decirse que Bruce Wayne ha heredado un determinado temperamento (bon vivant, millonario, seductor, amante del lujo, caprichoso…) sobre el que él mismo ha ido superponiendo, mediante un esfuerzo y una práctica constantes, un tipo de carácter muy distinto (justiciero, valeroso, luchador contra el crimen… desde luego, resulta revelador a este respecto que Batman carezca de superpoderes propiamente dichos, y que su fortaleza física y su agilidad mental respondan únicamente a años de disciplina y entrenamiento). 

Puesto que Aristóteles formuló la conocida máxima del término medio (según la cual la virtud moral se situaría equidistante entre dos contravalores o extremos igualmente viciosos), probablemente estuviera de acuerdo en afirmar que, para ser prudente, nuestro personaje tendría que saber combinar la personalidad enmascarada de Batman con la identidad secreta de Wayne en la proporción adecuada, quizá adoptando la valentía del justiciero pero sin ser arrastrado por la temeridad, y quizá tomando una pizca de la capacidad de disfrutar la vida del magnate, pero sin caer en el hedonismo exacerbado.

"¡Ya déjame en paz!"

La virtud es la posibilidad de enlazar acto noble con acto noble hasta articular un carácter. Pero esta segunda naturaleza, laboriosamente erigida, también puede deteriorarse o incluso perderse. Para ello basta con caer en la indolencia: el desistimiento nos conduce a la pérdida de nuestros buenos hábitos y, por ende, a la debilitación de nuestra constitución moral. La última plasmación en celuloide de las aventuras del hombre murciélago, el film El caballero de la noche asciende (The Dark Knight Rises, Christropher Nolan, 2012) pone de manifiesto nuestras afirmaciones anteriores. La historia se abre ofreciéndonos la imagen de un Bruce Wayne (Christian Bale) estragado en lo físico, en lo psicológico y en lo moral. Nuestro protagonista ha decidido abdicar tanto de su misión como protector enmascarado de Gotham como de su responsabilidad como propietario de las empresas familiares, encerrándose en su mansión y aislándose del resto del mundo.

Bruce Wayne (Christian Bale) ya sin ganas de chambear

Batman ya no es un héroe. Ha perdido su virtud heroica por el desuso y a lo largo de la narración deberá ir reconstruyéndola con esfuerzo, acto a acto. Por cierto, desde la perspectiva aristotélica también podría resultar relevante otro personaje, Selina Kyle (Anne Hathaway), alias Catwoman, por cuanto implica otro proceso de construcción de un carácter virtuoso. 

Inicialmente Selina Kyle no es más que una astuta ladrona, pero la irrupción del villano Bane (Tom Hardy) y la subsiguiente crisis desencadenada en Gotham le conducirán a un replanteamiento moral —quizá no esté de más recordar aquí el papel fundamental que la ética aristotélica concede a la deliberación interior como paso previo para determinar la mejor acción—. Dicho replanteamiento supondrá el abandono de sus viejos hábitos delictivos y la incorporación de conductas heroicas, que, paso a paso, se irán metabolizando hasta dar lugar, al cabo, una personalidad heroica.

Selina Kyle (Anna Hathaway)

Hay quienes han querido enfrentar a los personajes de Spider-Man y Batman afirmando que podrían personificar posturas éticas opuestas. Una discrepancia sería la que atañería al origen psicológico de las motivaciones morales de ambos personajes. La de Batman descansa en la dramática constatación de que en la sociedad existe el mal, así como de que dicho mal puede afectarnos (verbigracia, el asesinato de los padres de Bruce Wayne), por lo que deberíamos aprestarnos a combatirlo. La de Spider-Man, sin embargo, supone un mayor nivel de profundidad, pues involucra el concepto de culpa: supone no sólo la anterior verificación de que en la sociedad existe el mal, sino que a la misma añade el descubrimiento de que nosotros, con nuestra propia imprudencia, podemos causar dicho mal (Peter Parker, por omisión, provoca involuntariamente el asesinato de su tío Ben). De ahí que Batman pueda poner límites a su tarea heroica y llegar a un punto en que considere que, dicho en términos coloquiales, ya ha hecho lo suficiente y ha llegado la hora de retirarse a otros menesteres (recordemos que la ética aristotélica es eudemonista, y que, para el discípulo de Platón, el retiro del sabio constituye una de las formas más elevadas de felicidad). 

De nuevo parece latir aquí la diferencia entre una ética aristotélica, de carácter material (que se centra en las conquistas morales que ya hemos alcanzado bajo la forma de virtudes), y una ética kantiana, de carácter formal (que se centra en el trecho que todavía nos falta por recorrer, pues el imperativo categórico, por cuanto supone un horizonte moral inalcanzable, nos propone una tarea ética infinita en la que embarcar toda nuestra existencia). 

Tomado y adaptado de: https://www.cinemanet.info/2013/02/una-aproximacion-etica-a-los-superheroes-ii-es-batman-aristotelico/


LA ÉTICA ARISTOTÉLICA

Comparto las siguientes diapositivas que nos muestran algunas de las ideas principales que tenía Aristóteles sobre cómo debía de comportarse el ser humano. Que les sean de utilidad.