Dejo las siguientes diapositivas que tratan, aunque sea brevemente, algunas de las ideas del filósofo alemán Theodor W. Adorno acerca de la cultura en las sociedades del siglo XX: Que les sean de utilidad.
martes, 29 de abril de 2025
domingo, 27 de abril de 2025
ALGUNAS IDEAS DE KARL MARX
Con base a las siguientes diapositivas contesten en su cuaderno el cuestionario correspondiente. No olviden poner tanto la pregunta como la respuesta. Gracias por su atención.
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martes, 8 de abril de 2025
EL CAPITALISMO DE LA VIGILANCIA
Dejo las siguientes diapositivas en donde se trata el concepto de "Capitalismo de la vigilancia" de la socióloga, economista y filósofa Shoshana Zuboff. Que les sean de utilidad. Gracias por su atención.
domingo, 6 de abril de 2025
EL TECNOFEUDALISMO
EL TECNOFEUDALISMO
La nueva era digital en la que vivimos, marcada por la presencia masiva de las redes sociales y la tecnología inteligente, ha dado lugar a una transformación progresiva del sistema económico y social, según los defensores de esta teoría. Hablamos del tecnofeudalismo que, según los defensores de esta teoría, supone un nuevo sistema postcapitalista con características típicas de la época medieval.
El sistema feudal fue el eje central socioeconómico de la Edad Media. Este se basaba en una relación de dependencia en el que unos pocos nobles feudales cedían sus tierras a los campesinos, que constituían la mayor parte de la población, para que las trabajasen a cambio de recibir protección.
Concepto. El tecnofeudalismo «es una teoría que describe un nuevo sistema en el que el poder y la riqueza actuales están dominadas por un reducido grupo de magnates dueños de las principales plataformas del sector digital —como eran los señores feudales— que se mueven por encima del poder del Estado, para quienes los usuarios trabajan gratuitamente cuando las están utilizando», explica a Newtral.es Antonio Sanabria, investigador y profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid.
En este sentido, Eduard Blasi, abogado digital en TechAndLaw, señala a este medio que “actualmente el poder está muy acusado en el ecosistema digital, es decir, la mayoría de negocios se centran cada vez más en este ámbito y el valor de la información y de los datos cada vez es mayor”.
Quién acuñó el término. El principal exponente de esta teoría es Yanis Varoufakis, economista y exministro de finanzas griego, que explica las ideas de este sistema en su libro Tecnofeudalismo. El sigiloso sucesor del capitalismo.
Según Varoufakis, este nuevo entorno digital rompe las reglas tradicionales del capitalismo, el cual está impulsado por las ganancias (los beneficios tras una venta), mientras que el feudalismo lo está por las rentas (lo que los clientes pagan).
En el tecnofeudalismo esto se traduce en ceder los datos personales a cambio de tener acceso a la nube y a las plataformas digitales de las grandes compañías.
Para Varoufakis, cada vez que un usuario publica en X, está trabajando en la hacienda de Elon Musk como un “siervo de la nube”. Musk no paga al consumidor, pero su trabajo gratuito sí que paga al magnate al aumentar el valor de su empresa.
Ejemplos de “señores feudales”. Algunos ejemplos de compañías líderes que actúan como “señores feudales” en este nuevo sistema serían, según estos teóricos del tecnofeudalismo, Meta, Amazon, Microsoft, Apple, X, Alphabet (la empresa matriz de Google) o NVIDIA (empresa líder mundial en software y hardware de inteligencia artificial).
Cómo funciona. Según la teoría tecnofeudalista, lo que pretenden conseguir los grandes magnates de estas compañías es poder y dinero a través del control de los algoritmos -ellas deciden qué tienes que ver- y de los datos personales de sus usuarios, explica Sanabria.
“Los usuarios mantienen el negocio” de la compañía con el continuo uso de estas plataformas. “Cuando un servicio privado es gratuito es que tú eres la mercancía”, añade.
Por otro lado, Sanabria señala que “el debate público está controlado por estas empresas con ánimo de lucro, cuyos ingresos son (aparte de la publicidad y los datos aportados por los usuarios) los algoritmos. Estos premian aquellas entradas que generen polémica y bronca, puesto que incentivan que haya más interacciones”.
Para Blasi, el tecnofeudalismo tiene un impacto tanto económico como político. Este último se pudo ver el pasado lunes en la toma de posesión del presidente estadounidense Donald Trump. Entre sus invitados estaban el CEO de Meta, Mark Zuckerberg, o el presidente ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos.
Otro ejemplo es el de Musk, quien “modificó el algoritmo de la red X a su conveniencia para tener él mismo más visibilidad cuando apoyaba la candidatura de Trump a la presidencia de Estados Unidos. Él decide qué tiene más o menos visibilidad”, indica también Sanabria.
sábado, 22 de marzo de 2025
martes, 18 de marzo de 2025
EL IDEALISMO DE BERKELEY
Dejo las diapositivas que se trabajaron en clase. Que les sean de utilidad. Gracias por su atención.
martes, 11 de marzo de 2025
EMPIRISMO Y RACIONALISMO
EMPIRISMO Y RACIONALISMO
Dentro de la filosofía existen dos corrientes antagónicas que intentan explicar el origen y la naturaleza del conocimiento humano: el empirismo y racionalismo. La primera perspectiva defiende que la experiencia y la evidencia son la principal fuente de conocimiento; mientras que la segunda enfatiza en el papel de la razón y el intelecto.
Ambas corrientes han predominado en la epistemología (rama de la filosofía que estudia el conocimiento) y muchos filósofos de renombre han fijado posición con una o con otra. A continuación, veremos en qué consisten, en qué se diferencian y cuáles son las bondades y debilidades que nos ofrece cada una.
Empirismo y racionalismo: ¿en qué consisten?
Antes de definir cada una es importante tener en cuenta que dentro de ambas posturas existen diversas teorías y exponentes, cuyas ideas sobre la adquisición del conocimiento y la comprensión de la realidad no son exactamente iguales.
Por ejemplo, el racionalismo de Descartes no es el mismo que el de Spinoza o el de Leibniz; así como el empirismo de Hume no es el mismo que el de Berkeley. Sin embargo, aunque haya diferencias de ideas dentro de la misma corriente, las teorías mantienen principios en común que permiten clasificarlas como empiristas o racionalistas.
Empirismo
El empirismo es la corriente filosófica que defiende que la experiencia y la evidencia (especialmente la percepción sensorial) son la principal fuente en la formación de ideas y la adquisición del conocimiento.
Por tanto, asume que la mente humana nace siendo una tabula rasa, que va llenándose de conocimientos a medida que se relaciona con su entorno y tiene experiencias de la realidad. Los empiristas modernos más influyentes fueron John Locke, George Berkeley, David Hume y Francis Bacon.
Racionalismo
Por su parte, el racionalismo defiende que la razón y el intelecto humano son la principal vía de conocimiento. Afirma que la información adquirida a través de los sentidos (experiencia) siempre es engañosa.
Asimismo, postula que el ser humano viene al mundo con ideas y verdades innatas (puestas por Dios o la divinidad), las cuales se conocen a través de la razón y no por la experiencia.
El máximo exponente del racionalismo fue René Descartes, quien creó un método racional para acceder a la verdad. Además, le otorgó suma importancia a las matemáticas y a la geometría, al considerarlas como ideal de todas las ciencias y de la filosofía, dada su exactitud.
Entre los racionalistas modernos más influyentes también se encuentran Christian Wolff, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz.
Empirismo versus racionalismo
Ahora veamos cuáles son las principales diferencias entre empirismo y racionalismo:
El empirismo basa el conocimiento verdadero en la experiencia y la evidencia, mientras que el racionalismo lo hace en la razón y el entendimiento.
El racionalismo está relacionado con los procesos mentales y los principios de organización. En cambio, el empirismo se asocia a la experiencia sensorial y a los principios de asociación.
El racionalismo defiende que existen ideas innatas que nos revelan la verdad (por ejemplo, las matemáticas), mientras que el empirismo afirma que la mente humana viene al mundo como una tabula rasa.
Para los racionalistas, la capacidad del ser humano para conocer las verdades es ilimitada, pues la razón ya posee todas las verdades y el sujeto solo tiene que descubrirlas. En cambio, los empiristas asumen que la capacidad para conocer es limitada, precisamente por los límites del entendimiento humano.
En el racionalismo, el método que prima para acceder a la verdad es el deductivo, que va desde lo general a lo particular. Mientras que en el empirismo, el método que predomina es el inductivo, generando conclusiones generales a partir de casos particulares.
Las matemáticas son consideradas el paradigma del conocimiento racionalista. La ciencia experimental es el paradigma del empirismo.
El racionalismo suele asociarse a la teoría, mientras que el empirismo se asocia al experimento.
Ventajas y desventajas del empirismo
Como toda corriente filosófica, el empirismo tiene sus bondades y sus debilidades. Una de sus fortalezas es que, en circunstancias normales, la experimentación es el método más fiable para demostrar si un fenómeno se repite. Por lo tanto, determinar si su ocurrencia se debe a ciertas leyes o si sucedió por azar.
Sin embargo, la principal debilidad del empirismo es que la percepción humana no es universal. Es decir, lo que una persona percibe como verdad puede ser falso para otra.
Por ejemplo, para alguien un objeto puede ser rojo, pero para otro que sufre daltonismo el mismo objeto puede ser verde. ¿Esto implica que, dentro de un marco perceptual diferente, el estatus de realidad de las cosas puede cambiar?
Asimismo, la percepción humana puede verse afectada por factores externos. Por ejemplo, el mismo experimento en diferentes condiciones da resultados diferentes, sin que el investigador sea consciente de ello.
Ventajas y desventajas del racionalismo
Por su parte, una de las mayores fortalezas del racionalismo es su capacidad para identificar los principios generales preexistentes detrás de cada fenómeno. Estos son independientes de la percepción y del conocimiento individual. Por ejemplo, la ley de gravedad.
Sin embargo, la gran debilidad del racionalismo es la tendencia de la razón a generar conceptos humanos erróneos. Si esto no fuera así, los científicos no recurrirían a experimentos para corroborar sus hipótesis.
Empirismo y racionalismo: ¿se pueden complementar?
El empirismo y el racionalismo son dos posturas que se pueden complementar, de manera que cada una disminuya las fallas de la otra. De hecho, hubo filósofos como Immanuel Kant, que han reconciliado ambas corrientes en sus teorías, afirmando que tanto la experiencia sensorial como el razonamiento son necesarias para conocer el mundo.
Hoy en día, todas las ciencias utilizan tanto la experimentación como el entendimiento para poder comprobar verdades y establecer leyes. Por lo que ambas resultan piezas claves para la adquisición del conocimiento verdadero.
domingo, 9 de marzo de 2025
EL DUALISMO ANTROPOLÓGICO DE PLATÓN
Comparto las diapositivas que se vieron en clase. Que les sean de utilidad. Gracias por su atención.
domingo, 2 de marzo de 2025
SOY UN CUERPO, TENGO UN CUERPO
SOY UN CUERPO. TENGO UN CUERPO
Fernando Savater
¿Soy un cuerpo o tengo un cuerpo? Probablemente Descartes, que suponía que el alma es un espíritu y el cuerpo una especie de máquina (según él, los animales -que no tienen alma- son meras máquinas... ¡que ni siquiera pueden experimentar dolor o placer!), respondería que yo -el espíritu- tengo un cuerpo y me las arreglo con él lo mejor que puedo. Según cierta visión popular, estamos dentro de nuestro cuerpo al modo de fantasmas encerrados en una especie de robots a los que debemos dirigir y mover. Incluso hay místicos que piensan que el cuerpo es casi tan malo como una cárcel y que sin él nos moveríamos con mucha mayor ligereza. En la antigua Grecia, los órficos -seguidores de una antiquísima religión mitológica- hacían un tenebroso juego de palabras: soma (el cuerpo) = sema (el sepulcro). ¡El alma está encerrada en un zombi, en un cadáver viviente! De modo que la muerte definitiva del cuerpo, que deja volar libremente el alma (la palabra griega para alma, psiké, significa también «mariposa»), es una auténtica liberación.
Pero ¿creemos en realidad estar subidos en nuestro cuerpo y al volante, como quien pilota un vehículo? Si es así, ¿dónde nos ubicamos, en qué parte del cuerpo? Descartes habló de la glándula pineal, pero la mayoría de la gente no sabe dónde está ese cachivache. Cuando decimos «yo» solemos señalarnos en el pecho, más o menos a la altura del corazón. Si reflexionamos un poco más, quizá lleguemos a la conclusión de que estamos en nuestra cabeza, en un punto situado en el cruce de la línea que puede trazarse entre los dos ojos y la que va desde una oreja hasta la otra. No conozco a nadie que esté convencido de habitar en el dedo gordo de su pie izquierdo, por ejemplo. Por lo común, quienes creen tener un cuerpo y estar dentro de él se refieren a un «dentro» que no es el interior del saco corporal, lleno de órganos, venas y músculos, sino a una interioridad diferente, que está en todas partes del cuerpo y en ninguna, de la que sólo el cerebro podría aspirar a ser la sede privilegiada. Además, si no soy mi cuerpo, ¿de dónde he venido para llegar finalmente a parar dentro de él?
En cambio, hay quien cree que no tenemos, sino que somos nuestro cuerpo. Aristóteles pensaba que el alma es la forma del cuerpo, entendiendo por «forma» no la figura externa sino el principio vital que nos hace existir. Y la neurobiología actual piensa casi unánimemente que los fenómenos mentales de nuestra conciencia están producidos por nuestro sistema nervioso, cuyo centro operativo es el cerebro. De modo que cuando hablamos del «alma» o del «espíritu» nos estamos refiriendo a uno de los efectos del funcionamiento corporal, lo mismo que cuando hablamos de la luz que esparce una bombilla nos referimos a un efecto producido por la bombilla y que cesa cuando ésta se apaga... o se funde. Resultaría ingenuo creer que la luz está dentro de la bombilla como algo distinto y separado de ésta, y aún más preguntarnos adonde se va la luz cuando la bombilla se apaga. Pero también parece evidente que la luz de la bombilla aporta algo a la bombilla misma y tiene propiedades distintas a ella: no hay luz sin bombilla, pero la luz no es lo mismo que el cristal de la bombilla, ni su filamento eléctrico, ni el cordón que la une con el enchufe de la corriente general, etc. Sería injusto, por lo menos, decir que la luz no es más que la bombilla o la central eléctrica que la alimenta.
Del mismo modo, aunque el pensamiento es producido por el cerebro tampoco es sin más idéntico al cerebro. A esta actitud de asegurar que algo -la luz, la mente...- «no es más que» la bombilla o el cerebro suele llamársele reduccionismo. Algunos reduccionistas estarían de acuerdo en aceptar que la mente (luz) es un estado del cerebro (bombilla), esto es, lo primero es un «modo» en que está lo segundo. Con todo parecen simplificar demasiado una realidad más compleja.
En una novela del escritor inglés Aldous Huxiey podemos leer este párrafo: «El aire en vibración había sacudido la membrana tympani de lord Edward; la cadena de huesecillos -martillo, yunque y estribo- se puso en movimiento de modo que agitara la membrana de la ventana ovalada y levantara una tempestad infinitesimal en el fluido del laberinto. Los extremos filamentosos del nervio auditivo temblaron como algas en un mar picado; un gran número de milagros oscuros se efectuaron en el cerebro y lord Edward murmuró extáticamente: ¡Bach!» Sin duda lord Edward percibió la música gracias a los mecanismos de su oído y a las terminaciones nerviosas de su cerebro; si hubiera sido sordo o le hubieran extirpado determinadas zonas de la corteza cerebral, en vano se habría esforzado la orquesta por agradarle. Pero el goce mismo de la música que estaba oyendo, su capacidad de apreciarla y de identificar a su autor, el significado vital que todo ello encerraba para el oyente no puede reducirse al simple mecanismo auditivo y cerebral. No se hubiera dado sin él, no existiría sin él, pero no se reduce meramente a él. Tal como la luz producida por la bombilla no es lo mismo que la bombilla, el disfrute musical de Bach no es lo mismo que el sistema corporal que capta los sonidos, aunque no se daría sin tal base material.
A veces lo producido tiene cualidades distintas que emergen a partir de aquello que lo produce. Por eso Lucrecio, el gran materialista de la antigüedad romana, aun estando convencido de que somos un conjunto de átomos configurados de tal o cual manera, señala que los átomos no pueden reírse o pensar, mientras que nosotros sí. Somos un conjunto formado por átomos materiales, pero ese conjunto tiene propiedades de las que los átomos mismos carecen. Somos nuestro cuerpo, no podemos reír ni pensar sin él, pero la risa y el pensamiento tienen dimensiones añadidas (¿espirituales?) que no lograremos entender por completo sin ir más allá de las explicaciones meramente fisiológicas que dan cuenta de su imprescindible fundamento material.
martes, 25 de febrero de 2025
MECANICISMO DEL SIGLO XVII: FILOSOFÍA DE DESCARTES
MECANICISMO DEL SIGLO XVII: FILOSOFÍA DE DESCARTES
Texto escrito por el psicólogo Rafael Gómez y publicado en https://www.mentesabiertaspsicologia.com/blog-psicologia/mecanicismo-del-siglo-xvii-filosofia-de-descartes
El mecanicismo del siglo XVII fue una corriente de pensamiento filosófico que se caracterizó por su enfoque en explicar el funcionamiento del mundo a través de analogías con máquinas y la aplicación de principios matemáticos. Uno de los principales exponentes de esta corriente fue René Descartes, un filósofo y matemático francés que es considerado uno de los padres de la filosofía moderna. En este artículo, exploraremos la filosofía mecanicista de Descartes y su impacto en el pensamiento posterior.
Descartes y el Mecanicismo
René Descartes vivió en una época de grandes avances científicos y tecnológicos, y fue testigo de la revolución copernicana y la emergencia de la ciencia experimental. Influenciado por estas corrientes, Descartes desarrolló una filosofía que buscaba explicar la naturaleza en términos mecanicistas, es decir, como un sistema compuesto por partes interconectadas que funcionan según leyes matemáticas y causales.
Para Descartes, el universo era una máquina gigantesca, una especie de reloj perfectamente ensamblado por Dios y regido por leyes precisas y predecibles. Esta visión mecanicista del mundo contrastaba con las concepciones aristotélicas previas, que veían a la naturaleza como un organismo vivo animado por fuerzas internas y teleológicas.
El Dualismo Cartesiano
Uno de los aspectos más importantes de la filosofía de Descartes es su teoría del dualismo, que establecía una clara distinción entre la mente y el cuerpo. Según Descartes, la mente era una entidad inmaterial, racional y consciente, mientras que el cuerpo era una máquina material regida por leyes físicas.
Esta distinción dualista tuvo profundas implicaciones en la concepción de la naturaleza humana y su relación con el mundo. Para Descartes, la mente era la sede del pensamiento y la conciencia, mientras que el cuerpo era una máquina física que respondía a estímulos externos de manera mecánica. Esta dualidad mente-cuerpo fue la base de la famosa frase cartesiana “Pienso, luego existo”, que expresaba la primacía de la mente como entidad pensante y consciente.
El Método Cartesiano
Además de su visión mecanicista del mundo y su teoría del dualismo, Descartes también es conocido por su método filosófico, que sentó las bases para el pensamiento racional y científico moderno. El método cartesiano consistía en dudar de todas las creencias y conocimientos previos hasta llegar a una verdad indudable y evidente.
Descartes comenzaba su método con la duda metódica, cuestionando todo lo que se le presentaba como verdad hasta encontrar un fundamento seguro e irrefutable. Esta duda radical le llevó a formular su famosa máxima "Cogito, ergo sum" (Pienso, luego existo), que establecía la existencia indudable del sujeto pensante como punto de partida para la construcción de un sistema de conocimiento sólido y seguro.
La Geometría Cartesiana
Uno de los aportes más importantes de Descartes a la filosofía y la ciencia fue la introducción de la geometría analítica, un método que combinaba la geometría con el álgebra para representar las figuras geométricas en términos de ecuaciones matemáticas. Esta innovación permitió a Descartes desarrollar un sistema de coordenadas que asociaba puntos en el espacio con pares de números, sentando las bases para el cálculo diferencial y el desarrollo ulterior de la matemática y la física.
La geometría cartesiana también tuvo un impacto profundo en la concepción del espacio y el tiempo, permitiendo a los científicos y filósofos posteriores entender el mundo en términos matemáticos y geométricos. Este enfoque geometrizante de la realidad fue fundamental para la física moderna y la revolución científica que transformó la visión del mundo en los siglos posteriores.
El Legado de Descartes
A pesar de las críticas y controversias que sus ideas generaron en su época y en siglos posteriores, el legado de Descartes en la historia de la filosofía y la ciencia es innegable. Su enfoque mecanicista del mundo, su teoría del dualismo y su método filosófico sentaron las bases para la filosofía moderna y la ciencia moderna, y su influencia se puede rastrear en pensadores tan diversos como Spinoza, Leibniz, Newton y Kant.
La visión cartesiana de la naturaleza como una máquina matemática, regida por leyes precisas y causales, influyó en el desarrollo de la física clásica y la mecánica newtoniana, sentando las bases para la revolución científica de los siglos XVII y XVIII. Su enfoque en la mente como entidad separada del cuerpo también tuvo un impacto duradero en la psicología y la filosofía de la mente, que han explorado las implicaciones de la dualidad cartesiana en la naturaleza humana y la conciencia.
En resumen, el mecanicismo del siglo XVII, encarnado en la filosofía de Descartes, marcó un punto de inflexión en la historia del pensamiento occidental, introduciendo nuevas formas de entender la naturaleza, la mente y el conocimiento. Aunque algunas de sus ideas puedan parecer obsoletas o controvertidas en la actualidad, el legado intelectual de Descartes sigue siendo relevante y estimulante para la reflexión filosófica y científica contemporánea.
sábado, 22 de febrero de 2025
ENTREVISTA A BYUNG-CHUL HAN
Entrevista al filósofo surcoreano Byung-Chul Han, realizada por la revista alemana ZEIT Wissen. La versión completa de esta entrevista puede leerse en https://www.bloghemia.com/2022/11/byung-chul-han-pensar-es-la-actividad.html
* * *
ZEIT Wissen: ¿De dónde vienes?
Han: De mi oficina, como siempre.
ZEIT Wissen: ¿En qué estás trabajando?
Han: Estoy escribiendo un nuevo libro sobre la belleza. Decidí hacerlo después de leer una entrevista con Botho Strauss. Cuando se le preguntó qué extrañaba, Botho Strauss respondió: "belleza". Él no dijo nada más, echó de menos la belleza, y lo entendí. Entonces pensé, escribiré un libro sobre la belleza.
ZEIT Wissen: Entonces estás pensando en la belleza. ¿Cómo se ve este pensamiento?
Han: Pensar consiste en percibir similitudes. A menudo siento que de repente percibo similitudes entre eventos, entre un evento actual y un evento en el pasado, o entre cosas que están sucediendo al mismo tiempo. Persigo estas relaciones.
ZEIT Wissen: ¿Y qué crees que es la belleza?
Han: Percibo una conexión entre las diferentes cosas que están ocurriendo hoy o son populares hoy. Por ejemplo, la depilación brasileña, las esculturas de Jeff Koons y el iPhone.
ZEIT Wissen: ¿Estás comparando la eliminación del vello corporal con un teléfono inteligente y un artista?
Han: La característica común es fácil de ver: se trata de suavidad. Esta suavidad caracteriza nuestro presente. ¿Conoces el G Flex, un smartphone hecho por LG? Este teléfono inteligente tiene un revestimiento muy especial: si se raya, desaparecen al cabo de muy poco tiempo, por lo que tiene una piel autocurativa, casi una piel orgánica. Esto significa que el smartphone se mantiene totalmente liso. Me pregunto, ¿por qué algunos rasguños importan en un objeto? ¿Por qué este esfuerzo por una superficie lisa? Y ahí tenemos una conexión entre el teléfono inteligente suave, la piel suave y el amor.
ZEIT Wissen: ¿Amor? Por favor explique.
Han: Esta superficie lisa en el teléfono inteligente es una piel que no es vulnerable, que evita cualquier lesión. ¿Y no es verdad que en lo que respecta al amor, también evitamos lesiones en estos días? No queremos ser vulnerables, evitamos lastimar o ser heridos de cualquier manera. El amor requiere mucho compromiso, pero nosotros evitamos este compromiso porque nos lleva a una lesión. Evitamos la pasión, y enamorarnos duele demasiado.
Enamorarse ya no está permitido, en francés dirías "tomber amoureux". Esta caída es demasiado negativa, de hecho, es una lesión que debe evitarse. Veo un enlace con otra idea ...
Vivimos en la era del "Me gusta". No hay un botón de "No me gusta" en Facebook, solo hay "Me gusta", y este "Me gusta" acelera la comunicación, mientras que "No me gusta" lo ralentiza. Del mismo modo, ser herido ralentiza la comunicación. Incluso el arte ya no quiere lastimar a nadie hoy. En las esculturas de Jeff Koons, no hay lesiones, ni roturas, ni grietas, ni fracturas, ni bordes afilados, ni siquiera costuras. Todo fluye en transiciones suaves y suaves. Todo parece redondeado, pulido, suavizado: el arte de Jeff Koons son las superficies lisas. Una cultura de simpatía está emergiendo hoy. También puedo aplicar eso a la política.
ZEIT Wissen: ¿Quieres decir que la política es fluida?
Han: Los políticos también evitan cualquier tipo de compromiso. Lo que está evolucionando es la política de simpatía. ¿Qué político es un ejemplo de simpatía? Tal vez Angela Merkel. Por eso es tan popular. Ella obviamente no tiene convicciones, no tiene visión. Ella mantiene un ojo en la opinión pública, y si cambia, también cambia sus puntos de vista. Después de la catástrofe nuclear en Fukushima, de repente estuvo en contra de la energía nuclear. También puedes decir que está resbaladiza como una anguila. Así que hoy, realmente estamos tratando con una política fluida.
Hay una conexión interesante entre la piel suave, el arte suave y la política suave. En el sentido enfático, sin embargo, la acción política requiere visión y compromiso. Debe ser capaz de hacer daño. Pero la política fluida de hoy no hace eso. No es solo Angela Merkel, ninguno de los políticos de hoy puede hacerlo. Son solo los secuaces simpáticos del sistema. Reparan cualquier parte donde el sistema falla, y lo hacen con la ilusión de que no hay alternativa. Pero la política debe ofrecer alternativas, de lo contrario no es diferente de una dictadura. Hoy vivimos bajo una dictadura del neoliberalismo. En el neoliberalismo, todos son empresarios de sí mismos. En la época de Marx, el capitalismo tenía una estructura de trabajo completamente diferente. La economía estaba compuesta por dueños de fábricas y trabajadores de fábricas, y ningún trabajador de fábricas era un empresario por sí mismo. Hubo explotación externa. Hoy, nos explotamos a nosotros mismos, me exploté a mí mismo bajo la ilusión de que me estoy expresando.
ZEIT Wissen: El término neoliberalismo se ve con frecuencia como un arma de izquierda.
Han: Eso no es correcto. El neoliberalismo describe muy bien el estado de la sociedad actual, porque se trata de explotar la libertad. El sistema se esfuerza por aumentar la productividad, por lo que pasa de explotar a otros a explotarse a sí mismo, ya que esto genera más eficiencia y más productividad, todo ello bajo la apariencia de libertad.
ZEIT Wissen: Tu análisis no es muy alentador. Nos explotamos, no arriesgamos nada, ni en el amor ni en la política, y no queremos ser heridos ni herir.
Han: Lo siento, pero esos son hechos.
ZEIT Wissen: ¿Cómo puede una persona en esta sociedad encontrar la felicidad? ¿Deberíamos estar más comprometidos con nuestros ideales?
Han: El sistema lo hace difícil. Ni siquiera sabemos lo que queremos. Las necesidades que percibo como mis necesidades, no son mis necesidades. Tomemos por ejemplo Primark, la tienda de descuento de ropa. La gente organiza autos compartidos porque no hay una tienda Primark en cada ciudad. Luego llegan y prácticamente saquean la tienda. Recientemente se publicó un artículo sobre una niña: cuando escuchó que Primark estaba abriendo una tienda al lado de C&A en Alexanderplatz [Berlín], gritó de alegría y dijo: si hay un Primark aquí, entonces mi vida es perfecta. ¿Es esta vida realmente una vida perfecta para ella, o es una ilusión generada por la cultura del consumidor? Echemos un vistazo a lo que está sucediendo aquí, exactamente. Las niñas compran cientos de vestidos, cada uno de los cuales cuesta unos cinco euros, lo que en sí mismo es una locura, porque la gente muere por esta ropa en países como Bangladesh si se derrumba una fábrica de ropa. Estas chicas compran cien vestidos, pero apenas los usan. ¿Sabes lo que hacen con ellos?
ZEIT Wissen: Muestran estas prendas en YouTube, realizado "Haul Videos".
Han: ¡Exactamente, ellos anuncian! Hacen cientos de videos en los que muestran la ropa que han comprado y juegan a ser modelos. Cada video de YouTube es visto medio millón de veces. Los consumidores compran ropa y otras cosas, pero no las usan, las anuncian y estos anuncios generan un nuevo consumo. En otras palabras, este es el consumo absoluto que está desconectado del uso de las cosas. Las empresas han delegado la publicidad a los consumidores. Ellos mismos ya no anuncian. Es un sistema perfecto.
ZEIT Wissen: ¿Deberíamos protestar contra esto?
Han: ¿Por qué debería protestar si llega Primark y hace que mi vida sea perfecta?
ZEIT Wissen: "La libertad habrá sido un episodio", escribes en tu nuevo libro, Psicopolítica. ¿Por qué?
Han: La libertad es lo opuesto a la compulsión. Si subconscientemente ves la compulsión a la que estás sujeto como libertad, ese es el fin de la libertad. Por eso estamos en una crisis. La crisis de la libertad es que percibimos la compulsión como libertad, por lo que no es posible la resistencia. Si me obligas a hacer algo, entonces puedo luchar contra esta compulsión externa. Pero si ya no hay un oponente que me obliga a hacer algo, entonces no puede haber resistencia. Por eso elegí el lema para el comienzo de mi libro: "protégeme de lo que quiero", la frase que hizo famosa la artista Jenny Holzer.
ZEIT Wissen: ¿Entonces tenemos que protegernos de nosotros mismos?
Han: Si un sistema ataca mi libertad, debo resistir. Sin embargo, lo pérfido es que el sistema de hoy no ataca a la libertad, sino que la instrumentaliza. Por ejemplo: cuando hubo un censo en la década de 1980, hubo manifestaciones. Incluso había una bomba en una oficina del gobierno. Las personas salieron a las calles porque tenían un enemigo en el estado que quería tomar información de ellos contra su voluntad. Hoy, entregamos más datos sobre nosotros mismos que nunca antes. ¿Por qué no hay protesta por eso? Porque en comparación con entonces, nos sentimos libres. En ese momento, la gente sentía que su libertad estaba siendo atacada o reducida, y por eso tomaron las calles. Hoy, nos sentimos libres y entregamos nuestros datos voluntariamente.
ZEIT Wissen: Tal vez porque los teléfonos inteligentes pueden ayudarnos a llegar a donde queremos ir. Consideramos que el beneficio es mayor que el daño.
Han: Tal vez, pero en su estructura, esta sociedad no es diferente del feudalismo medieval. Estamos en servidumbre. Señores feudales digitales como Facebook nos dan tierra y dicen: ararla, y puedes tenerla gratis. Y lo aramos como locos, esta tierra. Al final, los señores feudales vienen y toman la cosecha. Esta es una explotación de la comunicación. Nos comunicamos unos con otros, y nos sentimos libres. Los señores feudales ganan dinero con esta comunicación, y los servicios secretos la vigilan. Este sistema es extremadamente eficiente. No hay protesta contra eso, porque estamos viviendo en un sistema que explota la libertad.
ZEIT Wissen: ¿Cómo lidias con eso personalmente?
Han: Como todos los demás, me siento incómodo cuando no estoy conectado, por supuesto. Yo también soy una víctima. Sin toda esta comunicación digital, no puedo hacer mi trabajo, como profesor o como escritor. Todos están involucrados, integrados.
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martes, 18 de febrero de 2025
LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL ES INCAPAZ DE PENSAR
LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL ES INCAPAZ DE PENSAR
En un nivel más profundo, el pensamiento es un proceso resueltamente analógico. Antes de captar el mundo en conceptos, se ve apresado, incluso afectado por él. Lo afectivo es esencial para el pensamiento humano. La primera afectación del pensamiento es la carne de gallina. La inteligencia artificial no puede pensar porque no se le pone la carne de gallina. Le falta la dimensión afectivo-analógica, la emoción que los datos y la información no pueden comportar.
Antes de que el pensamiento se dirija hacia algo, se encuentra ya en una disposición anímica básica. Este encontrarse en una disposición anímica caracteriza al pensamiento humano. La disposición anímica no es un estado subjetivo que tiña el mundo objetivo. Es el mundo. «Definimos el filosofar como un preguntar conceptual a partir de un estremecimiento esencial del Dasein. Pero este estremecimiento solo es posible desde, y en, una disposición anímica fundamental del Dasein». Solo esta disposición anímica nos hace pensar: «Todo pensamiento esencial requiere que sus pensamientos y enunciados sean en toda ocasión obtenidos, como el metal de la mena, desde la disposición anímica fundamental»
El hombre como Dasein está siempre arrojado a un mundo determinado. El mundo se le abre prerreflexivamente como una totalidad. El Dasein como disposición anímica precede al Dasein como ser consciente. En su estremecimiento inicial, el pensamiento está como fuera de sí. La disposición anímica fundamental lo pone en un fuera. La inteligencia artificial no piensa porque nunca está fuera de sí misma. El espíritu originariamente está fuera de sí mismo o estremecido. La inteligencia artificial puede calcular con rapidez, pero le falta el espíritu. Para el cálculo, el estremecimiento solo sería una perturbación.
La disposición anímica fundamental es la fuerza de gravedad que reúne palabras y conceptos a su alrededor. Sin tal disposición anímica, el pensamiento carece de un marco organizador: «Si la disposición anímica fundamental está ausente, todo es un estrépito forzado de conceptos y palabras vacías». La totalidad afectiva que se da en esa disposición anímica es la dimensión analógica del pensamiento, que la inteligencia artificial no puede reproducir.
Según Heidegger, la historia de la filosofía es una historia de esa disposición anímica fundamental. El pensamiento de Descartes, por ejemplo, está determinado por la duda, mientras que el de Platón lo está por el asombro. El cogito de Descartes se basa en la disposición anímica fundamental de la duda. El pathos es el comienzo del pensamiento. La inteligencia artificial es apática, es decir, sin pathos, sin pasión. Solo calcula.
La inteligencia artificial no tiene acceso a horizontes que se vislumbran en lugar de estar claramente definidos. Heidegger localiza esta vislumbre en el corazón. La inteligencia artificial no tiene corazón. El pensamiento del corazón percibe y tantea espacios antes de trabajar con los conceptos. En esto se diferencia del cálculo, que no necesita espacios.
Siguiendo a Heidegger, la inteligencia artificial sería incapaz de pensar en la medida en que se le cierra esa totalidad en la que el pensamiento tiene su origen. No tiene mundo. La totalidad como horizonte semántico abarca más que los objetivos previstos en la inteligencia artificial. El pensamiento procede de forma muy diferente a la inteligencia artificial. La inteligencia artificial procesa hechos predeterminados que siguen siendo los mismos. No puede darse a sí misma nuevos hechos.
El big data sugiere un conocimiento absoluto. Las cosas revelan sus correlaciones secretas. Todo se vuelve calculable, predecible y controlable. Se anuncia toda una nueva era del saber. En realidad, se trata de una forma de saber bastante primitiva. La data mining o minería de datos descubre las correlaciones. Según la lógica de Hegel, la correlación representa la forma más baja de saber.
El big data proporciona un conocimiento rudimentario. Se queda en las correlaciones y el reconocimiento de patrones, en los que, sin embargo, nada se comprende. El big data es aditivo. Lo aditivo no forma una totalidad, un final. Le falta el concepto, es decir, lo que une las partes en un todo. La inteligencia artificial nunca alcanza el nivel conceptual del saber. No comprende los resultados de sus cálculos. El cálculo se diferencia del pensamiento en que no forma conceptos y no avanza de una conclusión a otra.
La inteligencia artificial aprende del pasado. El futuro que calcula no es un futuro en el sentido propio de la palabra. Aquella es ciega para los acontecimientos. Pero el pensamiento tiene un carácter de acontecimiento. Pone algo distinto por completo en el mundo. La inteligencia artificial carece de la negatividad de la ruptura, que hace que lo verdaderamente nuevo irrumpa. Todo sigue igual. «Inteligencia» significa elegir entre (inter-legere). La inteligencia artificial solo elige entre opciones dadas de antemano, últimamente entre el uno y el cero. No sale de lo antes dado hacia lo intransitado.
El pensamiento en sentido enfático engendra un mundo nuevo, cambia el mundo. Lo cambia en la profundidad, cada vez más oscura, del pozo que es un enigma, y que al ser más oscura es la promesa de una mayor claridad. La inteligencia de las máquinas no alcanza esa profundidad del oscuro pozo de un enigma. La información y los datos no tienen profundidad. El pensamiento humano es más que cálculo y resolución de problemas. Despeja e ilumina el mundo. Hace surgir un mundo completamente diferente. La inteligencia de las máquinas entraña ante todo el peligro de que el pensamiento humano se asemeje a ella y se torne él mismo maquinal.
El pensamiento se nutre del eros. En Platón, el logos y el eros entran en íntima relación. El eros es la condición de posibilidad del pensamiento. Heidegger también sigue en esto a Platón. En el camino hacia lo intransitado, el pensamiento se inspira en el eros: «Lo llamo el eros, el más antiguo de los dioses en palabras de Parménides. El batir de las alas de ese dios me conmueve cada vez que doy un paso esencial en el pensamiento y me aventuro en lo intransitado». Eros está ausente en el cálculo. Los datos y la información no seducen.
Según Deleuze, la filosofía comienza con un «faire l’idiot». No es la inteligencia, sino un idiotismo, lo que caracteriza al pensamiento. Todo filósofo que produce un nuevo idioma, un nuevo pensamiento, un nuevo lenguaje, es un idiota. Se despide de todo lo que ha sido. Habita esa inmanencia virgen, aún no descrita, del pensamiento. Con ese «faire l’idiot», el pensamiento se atreve a saltar a lo totalmente otro, a lo no transitado. La historia de la filosofía es una historia de idiotismos, de saltos idiotas. La inteligencia artificial es incapaz de pensar, porque es incapaz de «faire l’idiot». Es demasiado inteligente para ser un idiota.
https://www.bloghemia.com/2023/06/byung-chul-han-la-inteligencia.html
domingo, 16 de febrero de 2025
¿PUEDEN PENSAR LAS MÁQUINAS?
¿PUEDEN PENSAR LAS MÁQUINAS?
María Elizabeth de los Ríos Uriarte
¿Pueden pensar las máquinas? Con esta pregunta empezaba el artículo Computing machinery and intelligence de Alan Turing, donde se cuestionaba de manera legítima si las máquinas podían desarrollar características y dimensiones semejantes a la inteligencia humana como pensar, emitir juicios, comparar, elegir y tomar decisiones, entre muchas otras. La respuesta se había dado de manera previa: durante la Segunda Guerra Mundial, diseñó un cálculo probabilístico que permitió descifrar la máquina Enigma mediante la cual los alemanes enviaban mensajes ocultos sobre sus próximas operaciones, lo que le valió el mérito de haber obtenido información privilegiada para vencer al ejército alemán y terminar con la guerra. Esto quedó plasmado, muchos años después, en la aclamada película The imitation game.
Posteriormente, en la década de los años cincuenta, el descubrimiento del funcionamiento de las redes neuronales abrió paso a la programación “por capas”, que puede almacenar datos más complejos de la realidad y, a partir de ellos, construir asociaciones múltiples e interactuar en varios planos del conocimiento, algo que los especialistas en análisis de datos han denominado deep learning en contraposición a machine learning, donde los datos que se introducen en los sistemas operativos realizan asociaciones e identificación de patrones a un nivel relativamente simple, sin tanta complejidad.
Icónico es el ejemplo del torneo de ajedrez disputado en 1997, entre el campeón mundial Gari Kasparov y la máquina creada por IBM, Deep blue. Por asombroso que resultó que una máquina ganara esa ocasión, tiempo después su supuesta inteligencia sobreabundante se vio cuestionada por la revancha buscada por el mismo Kasparov, demostrando que él es capaz de vencer y superar las jugadas de Deep Blue.
Ejemplos de estas “inteligencias artificiales”, tanto en el plano del machine learning como del deep learning, hay muchos y variados. Por ejemplo, las aplicaciones de pedidos de comida rápida a domicilio o de selección de maridajes tipo gourmet según la ocasión que el usuario introduzca, son programas con algoritmos generados a partir del método del machine learning y, además, constituyen ejemplos de lo que se denomina “inteligencia artificial débil”, es decir, estrecha, teniendo, pues, sólo datos de una determinada área de conocimiento y no de muchas, lo que facilita la asociación por repetición de patrones y su consecuente respuesta.
Por otro lado, también está la inteligencia artificial “fuerte” o “amplia”, capaz de combinar datos de varias áreas del conocimiento y hacer relaciones entre ellos para emitir una respuesta que simule ciertos procesos “inteligentes”. Tal es el caso de los sistemas de reconocimiento facial de diversos dispositivos, de reconocimiento de voz, de los generadores de textos e imágenes como ChatGPT, pero también los autos diseñados para conducirse “solos” o los robots humanoides, como Sophia, capaces de interactuar con personas y sostener conversaciones, e incluso de expresar determinados sentimientos o emociones.
Actualmente en casi todas las industrias existen ya tecnologías diseñadas y programadas con inteligencia artificial que ayudan en distintos procesos o tareas de manera más eficaz y ahorran tiempo y recursos.
Por ejemplo, en la industria agropecuaria se cuenta con las llamadas granjas inteligentes, que pueden ser controladas a distancia o posibilitan la recolección de granos y hortalizas, programadas en determinas estaciones del año y con capacidad para elegir las que se encuentren en buen estado. En la industria automotriz, los carros que se manejan “solos” han sido ya considerados para evitar, incluso, accidentes vehiculares y facilitar a los usuarios la concentración en los límites de velocidad, las maniobras para estacionarse, los señalamientos de los semáforos, etcétera. Por su parte, en la industria alimenticia se ha generalizado el uso de los menús digitales a los que se accede a través del escaneo de un código QR.
En la farmacéutica, las máquinas dispensadoras de medicinas en las cantidades exactas indicadas en las recetas médicas y con las sustancias químicas genéricas no sólo reduce el costo, sino que evita que las dosis sobrantes debido a la indicación temporal de su uso se desperdicien y, con ella, el costo unitario de cada pastilla o cápsula. En la medicina, numerosos avances se ven ya desde las apps de medición de signos vitales, de glucosa, de alerta por caídas, de detección de niveles bajos de serotonina, hasta los robots cirujanos o bien los robots entrenados para cuidar adultos mayores, ya sea en sus casas o en residencias.
Con independencia del tipo de inteligencia artificial que se use o se discuta, hay que decir que el propósito compartido por todas ellas es emular la inteligencia humana para la resolución de problemas o la ejecución de tareas de manera más rápida y exacta, y en esto cumplen su función muy bien. Basta ver la precisión del robot Da Vinci en procedimientos quirúrgicos para comprobar que el margen de error es considerablemente menor que en un procedimiento realizado por un ser humano. Sin embargo, su capacidad de reacción para responder a posibles eventualidades es bastante menor a la que tendría un cirujano; con esto se quiere decir que a pesar de la efectividad de los sistemas de inteligencia artificial y sus muchas bondades, aún carecen y, probablemente siempre carecerán, de la capacidad creativa, de innovación y de experiencia que tiene una persona.
En función de lo anterior, se podría hacer una crítica a la noción de inteligencia artificial que radica en el hecho de que muchas de las dimensiones constitutivas de la “inteligencia humana” no están presentes en la “inteligencia artificial”.
Una de estas dimensiones es la simple abstracción que, en el pensamiento tomista, hace referencia a la capacidad para abstraer el contenido universal y separarlo del particular; lo que a su vez permite extraer las esencias y separarlas de las existencias. Esta operación mental que es de donde se desprende la posibilidad de nombrar las cosas reconociendo su contenido universal y necesario, y al nombrarlas producir palabras que, a su vez, producen juicios y conforman argumentaciones, y éstos propician el lenguaje humano, no está presente en ninguna máquina o aplicación de inteligencia artificial.
Llama la atención, al afirmar la súper inteligencia de la inteligencia artificial en contraposición a la humana, la necesidad de los captchas que se colocan en los dispositivos de navegación en la red, con el propósito de asegurar que el usuario no sea un robot, puesto que al pedir colocar las letras distorsionadas que se despliegan o bien al pedir seleccionar las imágenes de una cosa (esencia), los robots y las máquinas no pueden diferenciar ni identificar y menos aún reconocer una letra que no aparece de forma clara.
Otra dimensión de la inteligencia humana que no pueden tener las máquinas es la intuición que proviene, en parte, de la asociación de elementos y secuencias lógicas y, por otra, de las emociones y sentimientos que uno experimenta ante determinadas circunstancias. Dado que las máquinas pueden hacer las primeras, pero no las segundas, la posibilidad de intuir datos y sacar conclusiones de dichas intuiciones es imposible en la inteligencia artificial.
De lo anterior se desprende, con mayor énfasis, que las máquinas programadas con inteligencia artificial no pueden experimentar emociones ni sentimientos y tampoco generarlas, es decir, carecen de la dimensión humana de la voluntad.
A pesar de que existen robots que simulan entristecerse o enojarse, en realidad lo que sucede es que reaccionan a ciertos gestos, nivel de voz, expresiones faciales de sus usuarios y su reacción responde a un algoritmo que, previamente, se le introdujo, no al surgimiento de un sentimiento que denota una emoción propia de los seres humanos.
De esta manera, hay que insistir en que absolutamente todo lo que una máquina programada con inteligencia artificial produce, aunque se asemeje a una capacidad o reacción humana, en realidad son datos previamente introducidos por una persona; en otras palabras, una máquina jamás podrá hacer algo que no esté programada para hacer.
Ante esto y a modo de ejemplo, cabría preguntar si alguien se sometería a una cirugía realizada únicamente por un robot que asegura precisión en el procedimiento sin que en la sala de operación haya un médico presente, o bien si volarían en un avión que no tuviera piloto y todo fuera controlado a distancia desde tierra.
Casi con toda seguridad diríamos que muy pocos contestarían que sí lo harían a la primera opción o a las dos, y la razón obedece a que por más exacta que sea una programación algorítmica para una u otra función, en caso de que se presentara alguna eventualidad, el sistema de inteligencia artificial no sabría qué hacer y no porque no pueda ofrecer alternativas, sino por la imposibilidad misma de que el programador prevea absolutamente todas las situaciones adversas posibles de una cirugía, un vuelo o cualquier otra operación.
Así, sólo la inteligencia humana, con sus dimensiones propias de creatividad, criticidad, innovación, etcétera, puede reaccionar ante un problema no previsto y encontrar una solución.
La pregunta inicial de este artículo ponía el debate en si las máquinas pueden pensar. Al carecer de inteligencia en el sentido humano la respuesta sería no. Siempre habrá una inteligencia humana detrás de una artificial, lo que lleva a pensar entonces que en realidad no existen los peligros que muchos han propagado sobre un posible dominio y hasta colonización de las máquinas hacia las personas. Esto no sucederá… a menos que alguien haya programado que así suceda.
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