Estos dos filósofos también están considerados dentro de los presocráticos pero decidí presentarlos aparte. Dejo estas diapositivas. Ojalá les sean de utilidad en alguna ocasión.
martes, 24 de junio de 2025
HERÁCLITO Y PARMÉNIDES
domingo, 22 de junio de 2025
LOS PRESOCRÁTICOS
Comparto el siguiente material por si están interesados en conocer sobre los presocráticos. Que les sea de utilidad. Gracias por su atención.
domingo, 8 de junio de 2025
martes, 3 de junio de 2025
EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO (Fragmentos)
EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO
(Fragmentos)
El existencialismo ateo que yo represento declara que si dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada.
Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.
El hombre es ante todo un proyecto que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor: nada existe previamente a este proyecto, nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será ante todo, lo que habrá proyectado ser. No lo que querrá ser. Yo puedo querer adherirme a un partido, escribir un libro, casarme; todo esto no es más que la manifestación de una elección más original, más espontánea que lo que se llama voluntad. Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es.
Así el primer paso del existencialismo es asentar sobre todo hombre la responsabilidad total de su existencia. Y cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres. No hay ninguno de nuestros actos que al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como consideramos que debe ser. Elegir ser esto o aquello, es afirmar al mismo tiempo el valor de lo que elegimos. Así, nuestra responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque compromete a la humanidad entera.
Dostoievski escribe: “Si dios no existiera, todo estaría permitido”. Éste es el punto de partida del existencialismo. En efecto, todo está permitido si dios no existe, y en consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. No encuentra ante todo excusas. No encontramos frente a nosotros, valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Así, no tenemos ni detrás ni delante de nosotros, en el dominio luminoso de los valores, justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusa. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace. El hombre, sin ningún apoyo ni socorro, está condenado a cada instante a inventar al hombre.
domingo, 1 de junio de 2025
¿ES SPIDER-MAN KANTIANO?
El siguiente texto es una adaptación del artículo publicado en el sitio Cinemanet y fue escrito por Pedro Gutiérrez Recacha bajo el título "Una aproximación ética a los superhéroes (I): ¿Es Spider-Man kantiano?"
¿ES SPIDER-MAN KANTIANO?
Pedro Gutiérrez Recacha
Tradicionalmente, los tratados de ética suelen destacar dos aproximaciones fundamentales: la de Immanuel Kant (típico ejemplo de ética deontológica, basada en su conocido imperativo categórico) y la de Aristóteles (típico ejemplo de ética material, basada en la eudemonía y su conocida regla del término medio).
Kant dedica la segunda parte de su Crítica de la razón práctica (1788) a reflexionar sobre cómo podría llevarse a cabo una adecuada educación de la moralidad de las personas, particularmente de los jóvenes. En estas páginas, Kant señala la importancia que encierra para su formación el presentarles narraciones con personajes que puedan ser tomados como ejemplos morales. Ahora bien, habría que tener especial cuidado al seleccionar dichos héroes, pues sería recomendable que éstos no fueran excesivamente triunfalistas ni llevaran a cabo sus buenas acciones pensando en alcanzar beneficios materiales, reconocimiento social o por el mero disfrute de hacer el bien.
Muy por el contrario, Kant nos esboza con un par de trazos cómo debe ser este héroe ejemplar: un individuo que, una vez tomada una decisión moral, comprueba que ésta le priva de recompensas, le procura pérdidas, despierta la enemistad de sus amigos, le hace merecer la censura de sus familiares… y que, aun así, “sin titubear ni dudar tan siquiera, permanece fiel a su resolución de rectitud”. Es decir, un individuo con capacidad de sacrificio.
Desde luego, se diría que las palabras kantianas resonaban, más de dos siglos después de ser escritas, en las mentes de Stan Lee y Steve Ditko cuando concibieron en 1962 el cómic en el que debutaría el que se convertiría en superhéroe emblema de Marvel: Peter Parker, alias Spider-Man.
Kant, a diferencia de Aristóteles, considera que el sumo bien al que puede aspirar el hombre no es sólo la felicidad: es ser feliz y además merecerlo. La ética sólo nos garantizaría la segunda parte de la ecuación. Quien se comporte moralmente, será digno de la felicidad, pero no la tendrá asegurada (al menos en esta vida, porque Kant postula la existencia de Dios como garante de la recompensa final del hombre bueno)… Efectivamente, nuestro arácnido personaje en ese sentido es puramente kantiano, pues ha de ver con frecuencia cómo su labor heroica interfiere en su vida privada con nefastas consecuencias —por ejemplo, cuando el joven Parker no aparece en una cita porque tiene que convertirse en Spider-Man para hacer frente a una amenaza pública, con el comprensible enfado de la muchacha convidada… por no mencionar situaciones más graves en las que incluso su doble vida llega a poner en peligro la seguridad de sus seres más queridos; si no, recordemos lo que sucede en la primera película de Spider-Man, dirigida por Sam Raimi (2002) cuando el maligno Duende Verde averigua su identidad secreta—, a menudo sus acciones en beneficio de la comunidad sólo le granjean el rechazo de ésta —ahí tenemos las sempiternas campañas del director del Daily Bugle, J. Jonah Jameson, en su contra—, ocasionalmente incluso es tomado por un criminal y perseguido por la policía… y las peleas con los distintos supervillanos le dejan como único dividendo un cuadro de heridas, moratones y contusiones de diversa consideración.
Teniendo en cuenta este panorama más bien pavoroso, podemos preguntarnos qué es lo que hace que Peter Parker siga queriendo enfundarse sus mallas rojiazules para continuar ejerciendo de nuestro amistoso vecino el hombre araña. Podríamos aventurar una respuesta típicamente kantiana a esta pregunta: si Peter Parker lo hace, es por deber. Efectivamente, el concepto de deber es la clave de bóveda de toda la ética del autor de la Crítica de la razón pura. Kant entiende por deber una norma altamente formal (es decir, que puede generalizarse y ser aplicada cualquiera que sea la situación) e incondicionada (no está determinada por aspectos concretos de la situación… lo que tiene una severa implicación: ¡no valen excusas para no cumplirla!).
El deber se transforma así en el “imperativo categórico” kantiano, que en su enunciado más conocido nos dice que tenemos que tratar a los demás siempre como fines en sí mismos y nunca como meros medios para nuestros propósitos. A partir de este principio general, válido para cualquier ocasión, podría deducirse cualquier norma ética concreta.
Pues bien, Spider-Man también ha asumido su propio imperativo categórico o, lo que es lo mismo, su regla fundamental con la que guiar su existencia. Se resume en una frase que, invariablemente, suele ser pronunciada en algún momento de todas sus adaptaciones cinematográficas: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Estas palabras no nacen espontáneamente, sino que reflejan un duro aprendizaje vital: es la lección que el joven Parker ha tenido que aprender después de que, tras recibir sus superpoderes mediante la picadura de una araña mutada, su propia negligencia causara indirectamente el fallecimiento de su amado tío Ben. Como el imperativo categórico kantiano, Spider-Man acepta libremente esta fórmula como una norma práctica suprema que se impone a cualquier otra inclinación o motivación.
En este sentido, el final del primer Spider-Man de Raimi es ejemplar, pues nos muestra la determinación moral del joven Parker (Tobey Maguire), dispuesto incluso a renunciar a una relación amorosa con su anhelada Mary Jane (Kirsten Dunst) para asumir su deber como protector enmascarado de Nueva York (¡un ejemplo que, a no dudarlo, hubiera hecho las delicias de Kant!).
Por finalizar nuestra pequeña disquisición spider-kantiana, digamos que el rasgo moral fundamental de Spider-Man como héroe es su sentido de la responsabilidad, algo muy ligado a toda ética deontológica, es decir, basada en el concepto de deber. La recompensa por cumplir con el deber no es la felicidad, sino, como bien señalaba Kant, un sentimiento mucho más profundo: el respeto por uno mismo. Spider-Man puede no ser un héroe feliz, pero es un héroe que puede sentir respeto por sí mismo.
La versión completa de este artículo se puede leer en la siguiente dirección: https://www.cinemanet.info/2013/02/una-aproximacion-etica-a-los-superheroes-i-es-spider-man-kantiano/
También hay una versión resumida de este artículo en el siguiente enlace: Spiderman kantiano.
Contesta las siguientes preguntas en tu cuaderno:
1. ¿Qué es una ética deontológica?
2. ¿Cuál es el sumo bien que debe alcanzar el hombre según Aristóteles y según Kant?
3. ¿Cómo deben ser los héroes que se deben de tomar de modelo según Kant?
4. ¿Por qué Spiderman se clasificaría como un héroe kantiano?
5. ¿Qué es un imperativo categórico?
6. ¿Cómo expresa Kant el imperativo categórico?
7. ¿Cuál es el imperativo categórico de Spiderman?
8. ¿Cuál debería ser la recompensa para el que cumple con su deber?
9. Menciona el título de dos obras de Kant.
10. ¿Tú qué piensas? ¿Se debe siempre cumplir con el deber aunque eso nos pueda perjudicar de forma personal?
martes, 27 de mayo de 2025
LA ÉTICA ARISTOTÉLICA
Comparto las siguientes diapositivas que nos muestran algunas de las ideas principales que tenía Aristóteles sobre cómo debía de comportarse el ser humano. Que les sean de utilidad.
domingo, 25 de mayo de 2025
MARCO AURELIO
Luego dicen que la Filosofía no tiene nada que ver con la vida cotidiana. Sin embargo, la popularidad que a últimas fechas ha tenido el filósofo y emperador romano Marco Aurelio da fe de que las ideas del estoicismo pueden servir para nuestro día a día. Dejo las siguientes diapositivas donde tenemos una visión, aunque sea muy global, de la filosofía de este personaje. Que les sean de utilidad.
domingo, 18 de mayo de 2025
EL ESPLENDOR DELA INACTIVIDAD
EL ESPLENDOR DE LA INACTIVIDAD
Byung Chul Han
Byung-Chul Han ha analizado muchos de los grandes cambios que ha traído el siglo XXI y cómo están impactando en la vida diaria. En su último libro, ‘Vida contemplativa’ (Taurus, 2023), el filósofo surcoreano se pregunta si estamos perdiendo la capacidad de no hacer nada y reclama los beneficios de la ociosidad. Para reencontrarse con el yo interior hay que pulsar antes el botón de pausa.
Nos estamos asemejando cada vez más a esas personas activas que «ruedan como rueda la piedra, conforme a la estupidez de la mecánica». Dado que solo percibimos la vida en términos de trabajo y de rendimiento, interpretamos la inactividad como un déficit que ha de ser remediado cuanto antes. La existencia humana en conjunto está siendo absorbida por la actividad. Como consecuencia de ello, es posible explotarla. Vamos perdiendo el sentido para la inactividad, la cual no implica una incapacidad para la actividad, o su rechazo, o su mera ausencia, sino que constituye una capacidad autónoma.
La inactividad tiene su lógica propia, su propio lenguaje, su propia temporalidad, su propia arquitectura, su propio esplendor, incluso su propia magia. No es una forma de debilidad ni una falta, sino una forma de intensidad que, sin embargo, no es percibida ni reconocida en nuestra sociedad de la actividad y el rendimiento.
No estamos accediendo ni a los dominios de la inactividad ni a sus riquezas. La inactividad es una forma de esplendor de la existencia humana. Hoy se ha ido difuminando hasta volverse una forma vacía de actividad.
En las relaciones de producción capitalistas, la inactividad regresa como un afuera cerrado. La llamamos «tiempo libre». Dado que este es útil para el descanso del trabajo, permanece presa de su lógica. En cuanto derivado del trabajo, es un elemento funcional en el seno de la producción. Con ello se hace desaparecer el tiempo realmente libre, que no pertenece al orden del trabajo y la producción. Ya no conocemos aquel reposo sagrado y festivo que «reúne intensidad vital y contemplación y que incluso es capaz de reunirlas cuando la intensidad vital llega al desenfreno». El «tiempo libre» carece tanto de la intensidad vital como de la contemplación. Es un tiempo que matamos para impedir que surja el tedio. No es un tiempo realmente libre, vivo, sino un tiempo muerto. Una vida intensa hoy implica, sobre todo, más rendimiento o más consumo. Hemos olvidado que la inactividad, que no produce nada, constituye una forma intensa y esplendorosa de la vida. A la obligación de trabajar y rendir se le debe contraponer una política de la inactividad que sea capaz de producir un tiempo verdaderamente libre.
La inactividad forma lo humanum. Lo que vuelve auténticamente humano al hacer es la cuota de inactividad que haya en el. Sin un momento de vacilación o de interrupción, la acción [Handeln] se rebaja a ciega acción [Aktion] y reacción. Sin calma, se produce una nueva barbarie. El callar le da profundidad al habla. Sin silencio no hay música, sino nada más que ruido y alboroto. El juego es la esencia de la belleza. Allí́ donde solo reina el esquema de estímulo y reacción, necesidad y satisfacción, problema y solución, propósito y acción, la vida degenera en supervivencia, en desnuda vida animal. La vida solo recibe su resplandor de la inactividad. Si se nos pierde la inactividad en cuanto capacidad, nos pareceremos a una máquina que solo tiene que funcionar. La verdadera vida comienza en el momento en que termina la preocupación por la supervivencia, la urgencia de la pura vida. El fin último de los esfuerzos humanos es la inactividad.
Este es un fragmento del libro ‘Vida contemplativa‘ (Taurus), por Byung Chul-Han.
Este texto apareció en la siguiente página web por si alguno quiere constatar la fuente consultada:
https://ethic.es/2023/05/el-esplendor-de-la-inactividad-byung-chul-han/
OTRA VEZ BYUNG CHUL HAN
Continuando con filósofos que han hablado directa o indirectamente de las situaciones que vivimos cotidianamente, dejo las siguientes diapositivas sobre algunas de las ideas de Byung Chul Han sobre lo que él llama la "Sociedad del Rendimiento" que, inexorablemente, nos lleva a la "Sociedad del Cansancio". Que les sean de utilidad.
domingo, 11 de mayo de 2025
MAX HORKHEIMER Y LA RAZÓN INSTRUMENTAL
martes, 29 de abril de 2025
THEODOR W. ADORNO Y LA INDUSTRIA CULTURAL
Contesta con base a las siguientes diapositivas las preguntas que se te indican:
1. ¿Qué libro escribieron Adorno y Horkheimer?
2. ¿Qué es la industria cultural?
3. ¿Qué le sucede al arte según Adorno?
4. Según Adorno, ¿hay variedad en el arte y la cultura actuales?
5. ¿Cuál es la función de la industria cultural?
6. ¿Qué ejemplo actual podrían dar ustedes sobre un producto de la industria cultural?
7. ¿Están de acuerdo con lo que dice sobre la música popular? ¿Por qué?
8. ¿Qué piensan sobre las ideas de Adorno?
domingo, 27 de abril de 2025
ALGUNAS IDEAS DE KARL MARX
Con base a las siguientes diapositivas contesten en su cuaderno el cuestionario correspondiente. No olviden poner tanto la pregunta como la respuesta. Gracias por su atención.
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martes, 8 de abril de 2025
EL CAPITALISMO DE LA VIGILANCIA
Dejo las siguientes diapositivas en donde se trata el concepto de "Capitalismo de la vigilancia" de la socióloga, economista y filósofa Shoshana Zuboff. Que les sean de utilidad. Gracias por su atención.
domingo, 6 de abril de 2025
EL TECNOFEUDALISMO
EL TECNOFEUDALISMO
La nueva era digital en la que vivimos, marcada por la presencia masiva de las redes sociales y la tecnología inteligente, ha dado lugar a una transformación progresiva del sistema económico y social, según los defensores de esta teoría. Hablamos del tecnofeudalismo que, según los defensores de esta teoría, supone un nuevo sistema postcapitalista con características típicas de la época medieval.
El sistema feudal fue el eje central socioeconómico de la Edad Media. Este se basaba en una relación de dependencia en el que unos pocos nobles feudales cedían sus tierras a los campesinos, que constituían la mayor parte de la población, para que las trabajasen a cambio de recibir protección.
Concepto. El tecnofeudalismo «es una teoría que describe un nuevo sistema en el que el poder y la riqueza actuales están dominadas por un reducido grupo de magnates dueños de las principales plataformas del sector digital —como eran los señores feudales— que se mueven por encima del poder del Estado, para quienes los usuarios trabajan gratuitamente cuando las están utilizando», explica a Newtral.es Antonio Sanabria, investigador y profesor de Economía en la Universidad Complutense de Madrid.
En este sentido, Eduard Blasi, abogado digital en TechAndLaw, señala a este medio que “actualmente el poder está muy acusado en el ecosistema digital, es decir, la mayoría de negocios se centran cada vez más en este ámbito y el valor de la información y de los datos cada vez es mayor”.
Quién acuñó el término. El principal exponente de esta teoría es Yanis Varoufakis, economista y exministro de finanzas griego, que explica las ideas de este sistema en su libro Tecnofeudalismo. El sigiloso sucesor del capitalismo.
Según Varoufakis, este nuevo entorno digital rompe las reglas tradicionales del capitalismo, el cual está impulsado por las ganancias (los beneficios tras una venta), mientras que el feudalismo lo está por las rentas (lo que los clientes pagan).
En el tecnofeudalismo esto se traduce en ceder los datos personales a cambio de tener acceso a la nube y a las plataformas digitales de las grandes compañías.
Para Varoufakis, cada vez que un usuario publica en X, está trabajando en la hacienda de Elon Musk como un “siervo de la nube”. Musk no paga al consumidor, pero su trabajo gratuito sí que paga al magnate al aumentar el valor de su empresa.
Ejemplos de “señores feudales”. Algunos ejemplos de compañías líderes que actúan como “señores feudales” en este nuevo sistema serían, según estos teóricos del tecnofeudalismo, Meta, Amazon, Microsoft, Apple, X, Alphabet (la empresa matriz de Google) o NVIDIA (empresa líder mundial en software y hardware de inteligencia artificial).
Cómo funciona. Según la teoría tecnofeudalista, lo que pretenden conseguir los grandes magnates de estas compañías es poder y dinero a través del control de los algoritmos -ellas deciden qué tienes que ver- y de los datos personales de sus usuarios, explica Sanabria.
“Los usuarios mantienen el negocio” de la compañía con el continuo uso de estas plataformas. “Cuando un servicio privado es gratuito es que tú eres la mercancía”, añade.
Por otro lado, Sanabria señala que “el debate público está controlado por estas empresas con ánimo de lucro, cuyos ingresos son (aparte de la publicidad y los datos aportados por los usuarios) los algoritmos. Estos premian aquellas entradas que generen polémica y bronca, puesto que incentivan que haya más interacciones”.
Para Blasi, el tecnofeudalismo tiene un impacto tanto económico como político. Este último se pudo ver el pasado lunes en la toma de posesión del presidente estadounidense Donald Trump. Entre sus invitados estaban el CEO de Meta, Mark Zuckerberg, o el presidente ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos.
Otro ejemplo es el de Musk, quien “modificó el algoritmo de la red X a su conveniencia para tener él mismo más visibilidad cuando apoyaba la candidatura de Trump a la presidencia de Estados Unidos. Él decide qué tiene más o menos visibilidad”, indica también Sanabria.
sábado, 22 de marzo de 2025
martes, 18 de marzo de 2025
EL IDEALISMO DE BERKELEY
Dejo las diapositivas que se trabajaron en clase. Que les sean de utilidad. Gracias por su atención.
martes, 11 de marzo de 2025
EMPIRISMO Y RACIONALISMO
EMPIRISMO Y RACIONALISMO
Dentro de la filosofía existen dos corrientes antagónicas que intentan explicar el origen y la naturaleza del conocimiento humano: el empirismo y racionalismo. La primera perspectiva defiende que la experiencia y la evidencia son la principal fuente de conocimiento; mientras que la segunda enfatiza en el papel de la razón y el intelecto.
Ambas corrientes han predominado en la epistemología (rama de la filosofía que estudia el conocimiento) y muchos filósofos de renombre han fijado posición con una o con otra. A continuación, veremos en qué consisten, en qué se diferencian y cuáles son las bondades y debilidades que nos ofrece cada una.
Empirismo y racionalismo: ¿en qué consisten?
Antes de definir cada una es importante tener en cuenta que dentro de ambas posturas existen diversas teorías y exponentes, cuyas ideas sobre la adquisición del conocimiento y la comprensión de la realidad no son exactamente iguales.
Por ejemplo, el racionalismo de Descartes no es el mismo que el de Spinoza o el de Leibniz; así como el empirismo de Hume no es el mismo que el de Berkeley. Sin embargo, aunque haya diferencias de ideas dentro de la misma corriente, las teorías mantienen principios en común que permiten clasificarlas como empiristas o racionalistas.
Empirismo
El empirismo es la corriente filosófica que defiende que la experiencia y la evidencia (especialmente la percepción sensorial) son la principal fuente en la formación de ideas y la adquisición del conocimiento.
Por tanto, asume que la mente humana nace siendo una tabula rasa, que va llenándose de conocimientos a medida que se relaciona con su entorno y tiene experiencias de la realidad. Los empiristas modernos más influyentes fueron John Locke, George Berkeley, David Hume y Francis Bacon.
Racionalismo
Por su parte, el racionalismo defiende que la razón y el intelecto humano son la principal vía de conocimiento. Afirma que la información adquirida a través de los sentidos (experiencia) siempre es engañosa.
Asimismo, postula que el ser humano viene al mundo con ideas y verdades innatas (puestas por Dios o la divinidad), las cuales se conocen a través de la razón y no por la experiencia.
El máximo exponente del racionalismo fue René Descartes, quien creó un método racional para acceder a la verdad. Además, le otorgó suma importancia a las matemáticas y a la geometría, al considerarlas como ideal de todas las ciencias y de la filosofía, dada su exactitud.
Entre los racionalistas modernos más influyentes también se encuentran Christian Wolff, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz.
Empirismo versus racionalismo
Ahora veamos cuáles son las principales diferencias entre empirismo y racionalismo:
El empirismo basa el conocimiento verdadero en la experiencia y la evidencia, mientras que el racionalismo lo hace en la razón y el entendimiento.
El racionalismo está relacionado con los procesos mentales y los principios de organización. En cambio, el empirismo se asocia a la experiencia sensorial y a los principios de asociación.
El racionalismo defiende que existen ideas innatas que nos revelan la verdad (por ejemplo, las matemáticas), mientras que el empirismo afirma que la mente humana viene al mundo como una tabula rasa.
Para los racionalistas, la capacidad del ser humano para conocer las verdades es ilimitada, pues la razón ya posee todas las verdades y el sujeto solo tiene que descubrirlas. En cambio, los empiristas asumen que la capacidad para conocer es limitada, precisamente por los límites del entendimiento humano.
En el racionalismo, el método que prima para acceder a la verdad es el deductivo, que va desde lo general a lo particular. Mientras que en el empirismo, el método que predomina es el inductivo, generando conclusiones generales a partir de casos particulares.
Las matemáticas son consideradas el paradigma del conocimiento racionalista. La ciencia experimental es el paradigma del empirismo.
El racionalismo suele asociarse a la teoría, mientras que el empirismo se asocia al experimento.
Ventajas y desventajas del empirismo
Como toda corriente filosófica, el empirismo tiene sus bondades y sus debilidades. Una de sus fortalezas es que, en circunstancias normales, la experimentación es el método más fiable para demostrar si un fenómeno se repite. Por lo tanto, determinar si su ocurrencia se debe a ciertas leyes o si sucedió por azar.
Sin embargo, la principal debilidad del empirismo es que la percepción humana no es universal. Es decir, lo que una persona percibe como verdad puede ser falso para otra.
Por ejemplo, para alguien un objeto puede ser rojo, pero para otro que sufre daltonismo el mismo objeto puede ser verde. ¿Esto implica que, dentro de un marco perceptual diferente, el estatus de realidad de las cosas puede cambiar?
Asimismo, la percepción humana puede verse afectada por factores externos. Por ejemplo, el mismo experimento en diferentes condiciones da resultados diferentes, sin que el investigador sea consciente de ello.
Ventajas y desventajas del racionalismo
Por su parte, una de las mayores fortalezas del racionalismo es su capacidad para identificar los principios generales preexistentes detrás de cada fenómeno. Estos son independientes de la percepción y del conocimiento individual. Por ejemplo, la ley de gravedad.
Sin embargo, la gran debilidad del racionalismo es la tendencia de la razón a generar conceptos humanos erróneos. Si esto no fuera así, los científicos no recurrirían a experimentos para corroborar sus hipótesis.
Empirismo y racionalismo: ¿se pueden complementar?
El empirismo y el racionalismo son dos posturas que se pueden complementar, de manera que cada una disminuya las fallas de la otra. De hecho, hubo filósofos como Immanuel Kant, que han reconciliado ambas corrientes en sus teorías, afirmando que tanto la experiencia sensorial como el razonamiento son necesarias para conocer el mundo.
Hoy en día, todas las ciencias utilizan tanto la experimentación como el entendimiento para poder comprobar verdades y establecer leyes. Por lo que ambas resultan piezas claves para la adquisición del conocimiento verdadero.
domingo, 9 de marzo de 2025
EL DUALISMO ANTROPOLÓGICO DE PLATÓN
Comparto las diapositivas que se vieron en clase. Que les sean de utilidad. Gracias por su atención.
domingo, 2 de marzo de 2025
SOY UN CUERPO, TENGO UN CUERPO
SOY UN CUERPO. TENGO UN CUERPO
Fernando Savater
¿Soy un cuerpo o tengo un cuerpo? Probablemente Descartes, que suponía que el alma es un espíritu y el cuerpo una especie de máquina (según él, los animales -que no tienen alma- son meras máquinas... ¡que ni siquiera pueden experimentar dolor o placer!), respondería que yo -el espíritu- tengo un cuerpo y me las arreglo con él lo mejor que puedo. Según cierta visión popular, estamos dentro de nuestro cuerpo al modo de fantasmas encerrados en una especie de robots a los que debemos dirigir y mover. Incluso hay místicos que piensan que el cuerpo es casi tan malo como una cárcel y que sin él nos moveríamos con mucha mayor ligereza. En la antigua Grecia, los órficos -seguidores de una antiquísima religión mitológica- hacían un tenebroso juego de palabras: soma (el cuerpo) = sema (el sepulcro). ¡El alma está encerrada en un zombi, en un cadáver viviente! De modo que la muerte definitiva del cuerpo, que deja volar libremente el alma (la palabra griega para alma, psiké, significa también «mariposa»), es una auténtica liberación.
Pero ¿creemos en realidad estar subidos en nuestro cuerpo y al volante, como quien pilota un vehículo? Si es así, ¿dónde nos ubicamos, en qué parte del cuerpo? Descartes habló de la glándula pineal, pero la mayoría de la gente no sabe dónde está ese cachivache. Cuando decimos «yo» solemos señalarnos en el pecho, más o menos a la altura del corazón. Si reflexionamos un poco más, quizá lleguemos a la conclusión de que estamos en nuestra cabeza, en un punto situado en el cruce de la línea que puede trazarse entre los dos ojos y la que va desde una oreja hasta la otra. No conozco a nadie que esté convencido de habitar en el dedo gordo de su pie izquierdo, por ejemplo. Por lo común, quienes creen tener un cuerpo y estar dentro de él se refieren a un «dentro» que no es el interior del saco corporal, lleno de órganos, venas y músculos, sino a una interioridad diferente, que está en todas partes del cuerpo y en ninguna, de la que sólo el cerebro podría aspirar a ser la sede privilegiada. Además, si no soy mi cuerpo, ¿de dónde he venido para llegar finalmente a parar dentro de él?
En cambio, hay quien cree que no tenemos, sino que somos nuestro cuerpo. Aristóteles pensaba que el alma es la forma del cuerpo, entendiendo por «forma» no la figura externa sino el principio vital que nos hace existir. Y la neurobiología actual piensa casi unánimemente que los fenómenos mentales de nuestra conciencia están producidos por nuestro sistema nervioso, cuyo centro operativo es el cerebro. De modo que cuando hablamos del «alma» o del «espíritu» nos estamos refiriendo a uno de los efectos del funcionamiento corporal, lo mismo que cuando hablamos de la luz que esparce una bombilla nos referimos a un efecto producido por la bombilla y que cesa cuando ésta se apaga... o se funde. Resultaría ingenuo creer que la luz está dentro de la bombilla como algo distinto y separado de ésta, y aún más preguntarnos adonde se va la luz cuando la bombilla se apaga. Pero también parece evidente que la luz de la bombilla aporta algo a la bombilla misma y tiene propiedades distintas a ella: no hay luz sin bombilla, pero la luz no es lo mismo que el cristal de la bombilla, ni su filamento eléctrico, ni el cordón que la une con el enchufe de la corriente general, etc. Sería injusto, por lo menos, decir que la luz no es más que la bombilla o la central eléctrica que la alimenta.
Del mismo modo, aunque el pensamiento es producido por el cerebro tampoco es sin más idéntico al cerebro. A esta actitud de asegurar que algo -la luz, la mente...- «no es más que» la bombilla o el cerebro suele llamársele reduccionismo. Algunos reduccionistas estarían de acuerdo en aceptar que la mente (luz) es un estado del cerebro (bombilla), esto es, lo primero es un «modo» en que está lo segundo. Con todo parecen simplificar demasiado una realidad más compleja.
En una novela del escritor inglés Aldous Huxiey podemos leer este párrafo: «El aire en vibración había sacudido la membrana tympani de lord Edward; la cadena de huesecillos -martillo, yunque y estribo- se puso en movimiento de modo que agitara la membrana de la ventana ovalada y levantara una tempestad infinitesimal en el fluido del laberinto. Los extremos filamentosos del nervio auditivo temblaron como algas en un mar picado; un gran número de milagros oscuros se efectuaron en el cerebro y lord Edward murmuró extáticamente: ¡Bach!» Sin duda lord Edward percibió la música gracias a los mecanismos de su oído y a las terminaciones nerviosas de su cerebro; si hubiera sido sordo o le hubieran extirpado determinadas zonas de la corteza cerebral, en vano se habría esforzado la orquesta por agradarle. Pero el goce mismo de la música que estaba oyendo, su capacidad de apreciarla y de identificar a su autor, el significado vital que todo ello encerraba para el oyente no puede reducirse al simple mecanismo auditivo y cerebral. No se hubiera dado sin él, no existiría sin él, pero no se reduce meramente a él. Tal como la luz producida por la bombilla no es lo mismo que la bombilla, el disfrute musical de Bach no es lo mismo que el sistema corporal que capta los sonidos, aunque no se daría sin tal base material.
A veces lo producido tiene cualidades distintas que emergen a partir de aquello que lo produce. Por eso Lucrecio, el gran materialista de la antigüedad romana, aun estando convencido de que somos un conjunto de átomos configurados de tal o cual manera, señala que los átomos no pueden reírse o pensar, mientras que nosotros sí. Somos un conjunto formado por átomos materiales, pero ese conjunto tiene propiedades de las que los átomos mismos carecen. Somos nuestro cuerpo, no podemos reír ni pensar sin él, pero la risa y el pensamiento tienen dimensiones añadidas (¿espirituales?) que no lograremos entender por completo sin ir más allá de las explicaciones meramente fisiológicas que dan cuenta de su imprescindible fundamento material.
martes, 25 de febrero de 2025
MECANICISMO DEL SIGLO XVII: FILOSOFÍA DE DESCARTES
MECANICISMO DEL SIGLO XVII: FILOSOFÍA DE DESCARTES
Texto escrito por el psicólogo Rafael Gómez y publicado en https://www.mentesabiertaspsicologia.com/blog-psicologia/mecanicismo-del-siglo-xvii-filosofia-de-descartes
El mecanicismo del siglo XVII fue una corriente de pensamiento filosófico que se caracterizó por su enfoque en explicar el funcionamiento del mundo a través de analogías con máquinas y la aplicación de principios matemáticos. Uno de los principales exponentes de esta corriente fue René Descartes, un filósofo y matemático francés que es considerado uno de los padres de la filosofía moderna. En este artículo, exploraremos la filosofía mecanicista de Descartes y su impacto en el pensamiento posterior.
Descartes y el Mecanicismo
René Descartes vivió en una época de grandes avances científicos y tecnológicos, y fue testigo de la revolución copernicana y la emergencia de la ciencia experimental. Influenciado por estas corrientes, Descartes desarrolló una filosofía que buscaba explicar la naturaleza en términos mecanicistas, es decir, como un sistema compuesto por partes interconectadas que funcionan según leyes matemáticas y causales.
Para Descartes, el universo era una máquina gigantesca, una especie de reloj perfectamente ensamblado por Dios y regido por leyes precisas y predecibles. Esta visión mecanicista del mundo contrastaba con las concepciones aristotélicas previas, que veían a la naturaleza como un organismo vivo animado por fuerzas internas y teleológicas.
El Dualismo Cartesiano
Uno de los aspectos más importantes de la filosofía de Descartes es su teoría del dualismo, que establecía una clara distinción entre la mente y el cuerpo. Según Descartes, la mente era una entidad inmaterial, racional y consciente, mientras que el cuerpo era una máquina material regida por leyes físicas.
Esta distinción dualista tuvo profundas implicaciones en la concepción de la naturaleza humana y su relación con el mundo. Para Descartes, la mente era la sede del pensamiento y la conciencia, mientras que el cuerpo era una máquina física que respondía a estímulos externos de manera mecánica. Esta dualidad mente-cuerpo fue la base de la famosa frase cartesiana “Pienso, luego existo”, que expresaba la primacía de la mente como entidad pensante y consciente.
El Método Cartesiano
Además de su visión mecanicista del mundo y su teoría del dualismo, Descartes también es conocido por su método filosófico, que sentó las bases para el pensamiento racional y científico moderno. El método cartesiano consistía en dudar de todas las creencias y conocimientos previos hasta llegar a una verdad indudable y evidente.
Descartes comenzaba su método con la duda metódica, cuestionando todo lo que se le presentaba como verdad hasta encontrar un fundamento seguro e irrefutable. Esta duda radical le llevó a formular su famosa máxima "Cogito, ergo sum" (Pienso, luego existo), que establecía la existencia indudable del sujeto pensante como punto de partida para la construcción de un sistema de conocimiento sólido y seguro.
La Geometría Cartesiana
Uno de los aportes más importantes de Descartes a la filosofía y la ciencia fue la introducción de la geometría analítica, un método que combinaba la geometría con el álgebra para representar las figuras geométricas en términos de ecuaciones matemáticas. Esta innovación permitió a Descartes desarrollar un sistema de coordenadas que asociaba puntos en el espacio con pares de números, sentando las bases para el cálculo diferencial y el desarrollo ulterior de la matemática y la física.
La geometría cartesiana también tuvo un impacto profundo en la concepción del espacio y el tiempo, permitiendo a los científicos y filósofos posteriores entender el mundo en términos matemáticos y geométricos. Este enfoque geometrizante de la realidad fue fundamental para la física moderna y la revolución científica que transformó la visión del mundo en los siglos posteriores.
El Legado de Descartes
A pesar de las críticas y controversias que sus ideas generaron en su época y en siglos posteriores, el legado de Descartes en la historia de la filosofía y la ciencia es innegable. Su enfoque mecanicista del mundo, su teoría del dualismo y su método filosófico sentaron las bases para la filosofía moderna y la ciencia moderna, y su influencia se puede rastrear en pensadores tan diversos como Spinoza, Leibniz, Newton y Kant.
La visión cartesiana de la naturaleza como una máquina matemática, regida por leyes precisas y causales, influyó en el desarrollo de la física clásica y la mecánica newtoniana, sentando las bases para la revolución científica de los siglos XVII y XVIII. Su enfoque en la mente como entidad separada del cuerpo también tuvo un impacto duradero en la psicología y la filosofía de la mente, que han explorado las implicaciones de la dualidad cartesiana en la naturaleza humana y la conciencia.
En resumen, el mecanicismo del siglo XVII, encarnado en la filosofía de Descartes, marcó un punto de inflexión en la historia del pensamiento occidental, introduciendo nuevas formas de entender la naturaleza, la mente y el conocimiento. Aunque algunas de sus ideas puedan parecer obsoletas o controvertidas en la actualidad, el legado intelectual de Descartes sigue siendo relevante y estimulante para la reflexión filosófica y científica contemporánea.
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